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Tales of Two Koreas > 상세화면

2020 SUMMER

Distintos recuerdos de la misma guerra

Artistas de las dos Coreas han mostrado recuerdos seleccionados de la Guerra de Corea (1950-1953). Sus perspectivas y estilos a la hora de relatar la muerte y la destrucción de ese conflicto civil varían claramente.

La rápida toma de Seúl en la primera semana de la Guerra de Corea alteró la vida de sus artistas. A muchos de los que no pudieron huir anticipadamente les llegó una dura elección: recibir raciones de comida a cambio de pintar retratos gigantes del líder soviético Iósif Stalin o del fundador del régimen norcoreano Kim Il-sung, según instrucciones de la procomunista Alianza de Arte Coreano.

Tres meses más tarde, cuando las Fuerzas Aliadas y las tropas surcoreanas retomaron Seúl, esos artistas se enfrentaron a duros castigos por colaborar con el enemigo. Pintores como Ki Ung y Kim Man-hyong, usados para actividades procomunistas, huyeron en retirada junto con las tropas norcoreanas. Pero no estaban solos al escapar de la amenaza de una represalia. De hecho, se unieron a otros artistas que ya habían ido voluntariamente al Norte antes del conflicto o durante la guerra. En total, unos cuarenta artistas surcoreanos cambiaron de bando. Si hubieran permanecido en el Sur, sus expectativas de enfoque artístico habrían sido totalmente diferentes.

“Paralelo 38” de Kim Won. 1953. Óleo sobre lienzo. 103 × 139 cm.
La pintura representa a una multitud de refugiados que intenta cruzar la línea que divide las dos Coreas. El suelo de tierra azul oscuro y el cielo rojo reflejan su desesperación y dolor, y los rayos en la colina simbolizan la esperanza.

Arte en el Sur

“Vestigios de historia” de Nam Kwan. 1963. Óleo y collage sobre lienzo con efecto de imitación de óxido (97,5 × 130,5 cm). Museo Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo, Gwacheon.
En este flashback melancólico y emocional de trágicos momentos de guerra, las formas abstractas compuestas por trazos largos y cortos, sugieren patéticos episodios en un contexto donde el tiempo parece haberse detenido entre luces y sombras.

La literatura coreana tiene bastantes obras maestras sobre esa guerra. No se puede decir lo mismo de las bellas artes. Pocos artistas han intentado representar de forma realista la brutal realidad del conflicto. La “Batalla del Monte Dosol” es una de esas pocas excepciones. Yu Byeong-hui, miembro del Cuerpo de Transmisiones en el ejército de la República de Corea, realizó ese trabajo en 1951, poco después del sangriento choque que tuvo lugar en las escarpadas montañas Taebaek, una de las cinco grandes batallas libradas por los marines de la República de Corea. La bandera nacional de Corea del Sur, o Taegeukgi, ondea alto en el centro del lienzo, mientras que la bandera de Corea del Norte yace en el suelo, empapada de sangre. Unos 2.260 soldados norcoreanos y 700 combatientes surcoreanos murieron en aquel brutal enfrentamiento.

Kim Seong-hwan (1932-2019) es reconocido por haber documentado la Guerra de Corea más gráficamente que ningún otro artista. Cuando estalló la guerra, Kim, un estudiante de último año de bachillerato, ya dibujaba una tira cómica llamada “Meongteongguri” (Dimwit) para el periódico Yonhap Sinmun. Después de que Seúl cayera, se escondió en el ático de su casa para evitar ser reclutado por el ejército norcoreano, pero se aventuraba a salir fuera para observar la ocupación. Este artista adolescente produjo unos 110 bocetos muy realistas en acuarela basados en lo que presenciaba. Por ejemplo, una de sus obras muestra a unos soldados surcoreanos tras capturar un formidable tanque soviético T34, con soldados norcoreanos muertos esparcidos en la calle.

,br>Por el contrario, la mayoría de los otros artistas en Corea del Sur se centró en representar a los refugiados, aferrándose desesperadamente a la vida y asfixiando las rutas de huida. Las escenas de batalla rara vez han sido revisadas. Esto se debe, probablemente, a que muchos de esos artistas fueron refugiados que sufrieron los horrores de la guerra.

Kim Won (1912-1994), que dejó Pyongyang para establecerse en Seúl antes de comenzar la guerra, captó a multitud de refugiados que intentaban cruzar la línea divisoria de las dos Coreas en la obra “Paralelo 38” (1953). El cuadro representa a algunos de ellos lamentándose con tristeza mientras sostienen a una persona muerta, y a otros esforzándose por subir una colina llevando a sus hijos en brazos o sobre sus espaldas. El suelo de barro azul oscuro y el cielo rojo representan su dolor y desesperación, mientras que unos brillantes rayos en la colina, a la derecha del lienzo, simbolizan la esperanza.

“Victoria” (detalle) por Lee Quede. 1958. Mural en la Torre de la Amistad Sino-Coreana. Pintura al óleo (200 × 700 cm). Pyongyang.
Este enorme mural presenta varias escenas de combate (centro), con rezagados estadounidenses a la derecha, y victoriosas tropas chinas en la mitad superior.

“Gente de Kosong, apoyando la línea del frente” por Chung Chong-yuo. 1958/1961 (retocado). Chosonhwa (154 × 520 cm). Galería de Arte Coreano, Pyongyang.
La pintura representa a civiles en Kosong, provincia de Kangwon, desafiando una tormenta de nieve para llevar municiones y comida a la línea del frente.

En Corea del Norte durante la posguerra, donde la Guerra de Corea fue llamada como “Guerra de Liberación de la Patria”, los artistas abrazaron el realismo socialista. La Universidad de Bellas Artes de Pyongyang enseñaba arte ruso como asignatura obligatoria y los artistas aprendieron a retratar dramáticamente al heroico pueblo.

“Mujeres en la aldea del río Nam” por Kim Ui-gwan, 1966. Chosonhwa (121 × 264 cm). Galería de Arte Coreano, Pyongyang.
La pintura representa a valientes mujeres de un pueblo ribereño en Kosong. Mientras protegen a soldados y rebaños de ganado, disparan sus armas.

Abstracción vs. Realismo

Los artistas surcoreanos no escondieron sus horribles recuerdos de la guerra, incluso cuando volvió una cierta estabilidad. En cambio, sus pinturas se tornaron más metafóricas o abstractas. Tras finalizar la II Guerra Mundial, el realismo fue rechazado y las obras realistas se consideraron políticamente orientadas e izquierdistas. En algunos sectores, incluso había tendencia a dudar de reconocer tales cuadros como obras de arte. Muchos artistas también consideraron que el estilo realista socialista de las pinturas populares en la Unión Soviética y en Corea del Norte era ideológicamente sesgado y promovía la agitación.

A raíz de la Guerra de Corea, los artistas surcoreanos trataron de expresar su ira, su dolor y su sensación de inutilidad, derivados de las cicatrices de la guerra, y la pérdida de sus familias. Trataron de evitar temas políticamente motivados y recurrieron al arte abstracto, que ya resultaba popular en Europa y Estados Unidos.

El recuerdo de haber visto a muchos refugiados muertos durante una evacuación nunca se desvaneció para Nam Kwan (1911-1990). Revivió esas escenas en “Vestigios de Historia” (1963), una visión melancólica y emocional de aquellos trágicos momentos. Figuras humanas, símbolos y pictogramas se emplazan por todo el lienzo, como si flotaran aquí y allá. Formas abstractas compuestas por trazos largos y cortos sugieren episodios patéticos contra un telón de fondo donde el tiempo parece haberse detenido, con luces y sombras entrecruzadas.

Arte en el Norte

En Corea del Norte durante la posguerra, donde la Guerra de Corea fue llamada la “Guerra de Liberación de la Patria”, los artistas abrazaron el realismo socialista. La Universidad de Bellas Artes de Pyongyang enseñaba arte ruso como asignatura obligatoria y los artistas aprendieron a retratar dramáticamente al pueblo heroico.

Entre los primeros artistas surcoreanos que desertaron a Corea del Norte y pintaron escenas de guerra estaba Lee Quede (1913-1965). Lee ya había captado la atención del público mientras estaba en Corea del Sur por sus impresionantes pinturas de hechos históricos. Su destacada pintura de guerra, “Victoria” (1958), es un mural dibujado dentro de la Torre de la Amistad sino-coreana en el distrito de Moranbong, en el centro de Pyongyang. La torre fue erigida para agradecer a China su asistencia en tiempos de guerra y promover los lazos bilaterales entre ambos países. Muchas escenas de combate, incluyendo una en el paso de Sanggam, donde las tropas chinas repelieron a las fuerzas estadounidenses y surcoreanas, ocupan el centro del mural con rezagados estadounidenses en el lado derecho y victoriosos soldados chinos en la mitad superior. Pero estos artistas representaron con más frecuencia, más que escenas de batalla, a personas heroicas que ayudaron a las tropas norcoreanas. Otro artista del Sur, Chung Chong-you (1914-1984), ganó una medalla de oro en una exposición nacional de arte por la obra “El pueblo de Kosong, dando soporte al frente de guerra” (1961), que muestra a civiles en Kosong, provincia de Kangwon, luchando contra una tormenta de nieve para llevar munición y comida a la primera línea del frente de guerra. Representa, rítmicamente, a personas y animales moviéndose en perspectiva de derecha a izquierda, evocando eficazmente una sensación de profundidad y de espacio mediante trazos de tinta implícitos y con tonos de varios grados.

Cabe señalar que, hasta la década de 1950, los pintores al óleo superaron en número a los pintores de acuarela o de tinta en Corea del Norte. En la década de 1960, sin embargo, se animó a los pintores a optar por la llamada Chosonhwa (literalmente, “pintura coreana”), es decir pintura de lavado (con tinta) al estilo norcoreano. Esto se produjo después de que el líder supremo Kim Il-sung insistiera en la necesidad de impulsar la pintura Chosonhwa como estilo nacional de pintura, utilizando el pincel y la tinta tradicionales, en vez de crear pinturas al óleo de estilo occidental. Supuestamente, Kim señaló que “la debilidad de la pintura Chosonhwa es su falta de color, y es importante representar la lucha de la gente nítida, sucinta, bella y enfáticamente, aplicando color”.

También se dice que Kim elogió la obra “Mujeres de un pueblo en el río Nam” (1966) de Kim Ui-gwan (1939- ) y “Un abuelo en el río Naktong” (1966) de Ri Chang (1942- ), entre otras obras de estilo Chosonhwa. El primer trabajo representa a unas galantes mujeres en un pueblo ribereño en Kosong albergando a los soldados, un rebaño de ganado y armas de fuego. Al artista le llevó a ganar el primer premio en una exposición nacional de arte. Curiosamente, Corea del Norte no tiene muchas pinturas que representen la Guerra de Corea. Un número mucho mayor de pinturas han retratado a Kim Il-sung librando una lucha contra Japón. Parece que los artistas norcoreanos han dejado de lado la “Guerra de Liberación de la Patria”, presumiblemente porque fue una campaña fallida de Kim para conquistar Corea del Sur. 

Kim YoungnaHistoriadora del Arte; Profesora emérita, Universidad Nacional de Seúl

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