Los tres vecinos del noreste de Asia se involucraron entre los años 1592 y 1598 en feroces campañas militares, a las que la China de la dinastía Ming se sumó para ayudar a Corea a defenderse de los invasores japoneses. Aunque la guerra dejó en ruinas toda la península, en los dos siglos siguientes Corea y Japón restablecieron sus relaciones mediante una diplomacia activa. En octubre de 2017 los registros de las misiones diplomáticas a Japón de la dinastía Joseon fueron inscritos en el Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO bajo el nombre oficial “os sobre Joseon Tongsinsa / Chosen Tsushinshi: Historia de la construcción de la paz e intercambios culturales entre Corea y Japón desde el siglo XVII al siglo XIX”.
“Barco con las credenciales de la Corte Joseon avanza río arriba en Japón” (Detalle), Período Edo. Artista desconocido. Tinta y color sobre papel, 58.5 x 1524 cm.La pintura representa un barco que navega por el río Yodogawa en Osaka, Japón, con una misión coreana a bordo portando las credenciales del rey Joseon. Saliendo de Busan en barco, la misión fue transferida a un lujoso barco ofrecido por el shogunato Tokugawa al llegar a la desembocadura del río. El barco está decorado con banderas con emblemas del shogunato Tokugawa, y los músicos de Joseon figuran en el centro tocando sus instrumentos. © Museo Nacional de Corea
Cuando en 1607 la corte de la dinastía Joseon envió su primera misión a Japón, había pasado menos de una década desde que finalizara la devastadora guerra de siete años provocada por las invasiones niponas. Tras la muerte de Toyotomi Hideyoshi, el encargado de dirigir las campañas, el shogunato de Tokugawa solicitó a Corea que enviara una misión diplomática para reparar las relaciones entre los dos países y preservar la paz. Aunque la guerra había reducido la nación a cenizas, el gobierno de Joseon aceptó esta petición.
Los enviados, llamados tongsinsa (que significa literalmente “emisarios para la comunicación”), emprendieron un largo viaje de más de seis meses desde Hanseong (también conocido como Hanyang, el actual Seúl) hasta Edo (actual Tokio). Fue una aventura de gran magnitud, con cientos de personas involucradas en cada misión. Las delegaciones recibían una cálida bienvenida a donde quiera que fueran y el shogunato japonés invirtió una suma económica tan grande en recibirlas que llegó a sufrir dificultades financieras. En el año 1811 Joseon había enviado un total de doce misiones, y eso contribuyó significativamente a impulsar la paz entre los dos países y sirvió como canal para el intercambio cultural mutuo.
Los textos inscritos recientemente en el Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO comprenden 111 artículos (333 elementos), que incluyen 5 os diplomáticos (51 elementos), 65 informes de viajes (136 elementos) y 41 registros de intercambio cultural (146 artículos). Actualmente se encuentran en poder de varias instituciones en los dos países: 63 de los artículos (124 elementos) están en Corea y 48 artículos (209 elementos) en Japón.
La solicitud fue presentada por la Fundación Cultural de Busan en Corea y el Consejo de Enlace de Lugares Asociados a Chosen Tsushinshi en Japón. El éxito de la inscripción tiene un significado especial al ser producto del esfuerzo conjuntos de ambos países.
Su importancia en la historia mundial
La inscripción tuvo lugar en un momento en que el Comité Consultivo Internacional de la UNESCO se hallaba en una situación delicada. Habían sido nominados para su inscripción dos conjuntos de os de naturaleza conflictiva que involucraban a Corea y Japón: los de las misiones diplomáticas de Joseon y los de las mujeres y niñas forzadas a la esclavitud sexual para los soldados del Imperio de Japón durante la Segunda Guerra Mundial. El Gobierno japonés, como era de esperar, se opuso duramente a la inscripción de los os sobre las “mujeres de confort”, que habían sido presentados conjuntamente por 15 organizaciones cívicas de ocho países, entre ellos Corea y Japón.
Al final el comité decidió posponer la inscripción de los polémicos os sobre los errores cometidos durante la guerra por parte del Imperio Japonés y recomendó al director general de la UNESCO inscribir solo los os sobre los contactos diplomáticos entre Corea y Japón. Al instar al diálogo entre aquellos que nominaron estos últimos os y todo aquel con intereses en el conflicto, el IAC declaró de facto que solo consideraría para la inscripción las nominaciones conjuntas acordadas por todas las partes interesadas, como era el caso de los os tongsinsa de Joseon.
En el proceso de selección del Programa Memoria del Mundo se aplican diversos criterios a la hora de elegir las candidaturas, como el valor social, el estado de conservación o la rareza del patrimonio al propuesto. El criterio más importante es su importancia en la historia mundial, concretamente si el patrimonio presentado alude a eventos o logros culturales que influyeron en la historia de la humanidad más allá de la nación y la región en la que se enmarca. El Comité Consultivo Internacional recomienda la inscripción en el programa Memoria del Mundo de los os que cumplen con dichos criterios y aconseja el registro como patrimonio regional o nacional de aquellos que no los cumplen.
La afirmación de que ciertos os tienen un significado global debe ser respaldada por una amplia perspectiva a la hora de interpretar el evento histórico en cuestión. En este sentido, el Programa Memoria del Mundo aporta un impulso a nuevas y diferentes perspectivas sobre estudios históricos. De este modo, la inscripción de los registros de las misiones diplomáticas de la dinastía Joseon en Japón brinda una oportunidad para nuevas interpretaciones de su contexto histórico.
“Procesión de la Misión en el Castillo de Edo” (Detalle), atribuida a Kim Myeong-guk, período de mediados de Joseon. Tinta y color sobre papel, 30.7 x 595 cm.La pintura representa la misión de Joseon entrando en el Castillo de Edo en 1636. Sobre las figuras se escriben sus cargos, revelando sus roles. Se estima que la pintura es obra de Kim Myeong-guk (1600-?), quien acompañó a la delegación como artista cortesano de Joseon. © Museo Nacional de Corea
Una ventana al noreste de Asia en el siglo XVII
Los buques mercantes europeos habían establecido extensas rutas comerciales que llegaban al Océano Índico rodeando el Cabo de Buena Esperanza en el extremo sur de África y navegaban de forma regular desde Adén en la Península Arábiga hasta la India y el sudeste asiático, así como a Indonesia y las islas del Pacífico Sur. El destino final de los grandes viajes era China y, hacia mediados del siglo XVIII, el comercio con China por parte de la Compañía de las Indias Orientales de los Países Bajos y Gran Bretaña representaba una parte considerable del total de los intercambios a nivel mundial.
El gobierno chino, no obstante, enfocaba más su interés en el orden político del noreste de Asia que en el comercio con Europa. Esta región, muy alejada de los eventos que sucedían en otras partes del mundo, tenía su propio orden establecido. Cuando la dinastía Ming se derrumbó poco después de las invasiones japonesas de Corea, se cortaron las relaciones diplomáticas entre China y Japón. China dejó de comerciar con Japón y este último practicó una política de puertas cerradas. Sin embargo, debido a los vínculos culturales forjados por el uso común de los caracteres chinos y la influencia del confucianismo, la ruptura no significó la anulación completa de los contactos. Además, tanto China como Japón se necesitaban mutuamente en el ámbito comercial. Japón necesitaba productos chinos, en especial libros, y China tuvo que importar plata para fabricar sus monedas desde Japón, donde este metal precioso era abundante. Cuando las tensiones políticas interrumpieron el comercio entre China y Japón, fue Corea quien, gracias a su ubicación geográfica, actuó como mediador al facilitar las transacciones indirectas entre los dos países.
En este orden político, económico y cultural establecido a principios del siglo XVII en el noreste de Asia, se compilaron registros no solo de las misiones diplomáticas de Joseon enviadas a Japón, sino también los relativos a sus emisarios a China en los os conocidos como yeonhaengnok (“registros de viajes a Beijing, más tarde llamado Yanjing”). Por tanto, analizar de forma conjunta ambas colecciones resulta útil para comprender cómo el noreste de Asia mantuvo su propio orden de forma independiente antes de que las Guerras del Opio allanaran el camino para que las potencias occidentales aceleraran su colonización de la región. Estos os también arrojan luz sobre los antecedentes históricos de la política del presidente surcoreano Roh Moo-hyun consistente en promocionar el
“papel equilibrador” de Corea en la zona. En otras palabras, los os sobre las misiones de Joseon a Japón y China en aquel tiempo concreto no son meros registros históricos sino trascendentales legados, con una relevancia directa a la hora de analizar los acontecimientos actuales en la región.
En las relaciones entre Corea y Japón el envío de emisarios representaba solo una parte del abanico de actividades diplomáticas que realizaba el gobierno de Joseon. Esas misiones desempeñaron un papel clave en pergeñar la paz entre ambos países y permitieron a Corea facilitar el contacto entre China y Japón.
“Colección de diarios de viaje”(Haehaeng chongjae) es una compilación de registros escritos por miembros de las misiones diplomáticas de Corea en Japón durante las dinastías Goryeo y Joseon. Consta de 28 títulos, la mayoría data de los siglos XVII-XVIII durante el período Joseon. Se sabe que fueron compilados por Hong Gye-hui (1703-1771), un funcionario erudito que sirvió bajo los reinados de dos reyes Joseon, Yeongjo y Jeongjo. © Museo Nacional de Corea
Además, es necesario prestar atención a la singularidad del noreste de Asia en el contexto de la historia mundial. Durante la Era de los Descubrimientos, los europeos construyeron colonias en todos los rincones del planeta excepto en el noreste de Asia, que más tarde surgió como un eje importante en la historia mundial.
Las circunstancias durante el período que abarca desde la Primera Guerra Sino-Japonesa, en la que ambas potencias se disputaron la supremacía en la región a finales del siglo XIX, hasta el final de la Guerra del Pacífico en 1945, tuvieron unas implicaciones de gran alcance para el nuevo orden internacional emergente. En la Guerra Fría que siguió a la II Guerra Mundial, el enfrentamiento entre Oriente y Occidente dio lugar a una batalla de poder y a una tensión prolongada en la península de Corea. Hacia finales del siglo XX, lo más destacable en el noreste de Asia fue el ascenso de China. En este contexto, los registros de las misiones de Joseon a Japón son una evidencia histórica de cuáles fueron las raíces del
interés estratégico que en la actualidad las grandes potencias mantienen en el noreste de Asia. Por lo tanto, ostentan una gran importancia más allá de su valor como fuentes para el estudio de las relaciones entre Corea y Japón.
Visiones coreanas del Japón premoderno
“Procesión de la misión coreana en Edo” por Hanegawa Toei. 1748. Tinta y color sobre papel, 69.7 x 91.2 cm. Después de entregar las credenciales del rey Joseon al shogun al llegar a Edo, la misión pasa por la ciudad camino a su alojamiento en el templo Honganji en Asakusa. © Museo de la ciudad de Kobe / DNPartcom
Además de su valor histórico, los registros de las misiones de Joseon en Japón son únicos en cuanto a contenidos y organización. Compuestos por os diplomáticos, cuentas de viaje y registros de intercambios entre intelectuales, además de las ilustraciones que lo acompañan, esos registros pueden considerarse una compilación de la experiencia general de los coreanos en Japón en aquel momento. Por lo general, los contenidos diversos pueden clasificarse por separado, pero estos registros combinan distintos tipos de os hasta crear un cuerpo completo abundante en fuentes.
Eso demuestra que los intelectuales coreanos y japoneses de ese período se esforzaban por obtener una imagen completa de su país vecino, uniendo las partes para ver el todo de manera natural. Hablando de forma estricta las conversaciones eran intercambios privados, pero tanto Corea como Japón trataron los registros de dichos intercambios como os oficiales. Joseon podría continuar enviando misiones a gran escala durante más de dos siglos debido a la conciencia de que sus diálogos no solo
contribuían al intercambio de información útil entre ambos países, sino que también ayudaban a mantener la paz a través de la mutua comprensión de las circunstancias del otro. En realidad, la inclusión en los os oficiales de estos diálogos reflejaba un protocolo único de intercambios diplomáticos y culturales en el noreste de Asia.
Ilustraciones que transmiten información
oseon mantenía una estricta tradición en sus registros basada no solo en la escritura sino también en imágenes visuales, tal y como demuestra “Uigwe: los protocolos reales de la dinastía Joseon”, que aba los ritos y ceremonias estatales en textos e ilustraciones que quedaron inscritos en el Programa Memoria del Mundo en 2007. Los registros de las misiones de Joseon son otro buen ejemplo de esta tradición.
Con el fin de registrar las visitas de las misiones diplomáticas, con las delegaciones viajaban artistas o bien contrataban a pintores locales para producir ilustraciones. La práctica muestra cuán seriamente tenían en cuenta los materiales visuales a la hora de registrar y transmitir información. En un momento en que las oportunidades de viajar al extranjero eran extremadamente limitadas, la mayoría de la gente tenía que conformarse con experiencias indirectas a través de los informes de los enviados, y en este sentido las ilustraciones desempeñaban un papel crucial a la hora de ofrecer información detallada y precisa.
En términos generales, en las relaciones entre Corea y Japón de aquel momento el envío de emisarios representaba solo una parte del amplio abanico de actividades diplomáticas que realizaba el gobierno de Joseon. No obstante, esas misiones desempeñaron un papel clave en pergeñar la paz entre ambos países y permitieron a Corea facilitar de forma indirecta el contacto entre China y Japón. Los os que hoy se encuentran en el registro del Programa Memoria del Mundo de la UNESCO son un fiel testamento del papel de mediación de Corea en el noreste de Asia. Han ganado reconocimiento como importantes fuentes de primera mano en la historia, tanto en al ámbito de la diplomacia como en el de las relaciones internacionales. Pero son también un testimonio del origen y la evolución de la geopolítica en esta parte del mundo, donde la paz y los conflictos se sucedieron de forma constante y violenta a lo largo del siglo XX, generando una situación de impredecibilidad que continúa hasta el día de hoy.