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2024 WINTER

El abrazo de la montaña

Con su hermoso paisaje, el monte Inwang es el punto de referencia de Seochon y sale en muchas pinturas tradicionales. Durante la dinastía Joseon, invitaba a los eruditos a recitar poesía y disfrutar de actividades artísticas. Hoy día, la gente recorre sus senderos para hacer caminatas y dar tranquilos paseos.

Vista del centro de Seúl desde el monte Inwang. Para defender la capital, entonces llamada Hanyang, Yi Seong-gye, fundador de la dinastía Joseon, mandó construir unas murallas que unieran las crestas de cuatro montañas circundantes: Bugaksan, Naksan, Namsan e Inwangsan. La muralla de la ciudad, de entre 5 y 8 metros, se extiende a lo largo de 18,6 km.
© Organización de Turismo de Corea

Con el tiempo, el almacén de cereales se convirtió en galería comercial, y la ferretería en restaurante. Las antiguas casas de mis vecinos ahora están envueltas en barreras protectoras y pronto serán en espacios comerciales. Cuando salgo, el paisaje del barrio, que antes conocía tan bien, me resulta desconocido. Pero al volver a casa por la tarde, las siluetas del monte Inwang y del monte Bugak más allá de la plaza Gwanghwamun me alegran la vista, y siento una sensación de alivio. Si te paras en la intersección junto a la estación de metro del Palacio Gyeongbok y miras hacia la carretera hacia el norte, los picos distantes de ambas montañas parecen un pájaro de alas abiertas. Seochon puede cambiar con el tiempo, pero sus montes son eternos.

Pese a los cambios, Seochon sigue siendo un lugar de caminos tortuosos y nada rectos. Sus callejones repletos de hanok, las casas tradicionales con techo de tejas, recuerdan a las consonantes coreanas ㄱㄴㄷㄹ, o a veces forman las letras ㅁ y ㅂ. Al transitar dichos callejones me embeleso con los caracteres artísticos de las placas de las casas, los patrones de los pomos de las puertas, y las celosías de hierro de las ventanas, y casi pierdo el norte. Pero la firme presencia del monte Inwang al fondo me muestra la dirección correcta.

Seochon lleva en el corazón de Seúl y de su historia desde que Hanyang, el antiguo nombre de la ciudad, fue elegida como capital en los primeros años de la dinastía Joseon (1392-1910). El barrio alberga cuatro bibliotecas públicas y veinte pequeñas librerías, una de las cuales dirige Han Kang, premio Nobel de Literatura de este año. Me tienta cambiar los caracteres chinos del nombre de Seochon, para que no signifiquen “pueblo del oeste”, sino “pueblo de los libros”.

Majestuosas montañas

El monte Inwang, al oeste del palacio Gyeongbok, se extiende por Seochon y aledaños. Con 338,2 metros de altura, lleva menos de una hora llegar a la cima desde cualquier dirección. La majestuosa montaña de granito tiene profundos valles que antaño eran frecuentados por tigres.

Durante la dinastía Joseon, Uijuro, una carretera llamada así por el condado de Uiju junto al río Yalu, conectaba la península de Corea con la China continental. Atravesaba las partes central y norte de la península, pasando por Hanyang y subiendo hasta el condado de Uiju, en la actual provincia de Pyongan del Norte. Los enviados chinos utilizaban esa ruta para entrar a Hanyang después de pasar por Pyongyang y Kaesong en el norte. Descansaban en Hongjewon, una posada fuera de la puerta oeste de la ciudad, donde se acicalaban antes de entrar en la capital y de cruzar Muakjae, el paso del valle entre el monte An y el monte Inwang. Este paso de montaña era muy duro para los viajeros, y hasta la década de 1970 las fuertes nevadas lo hacían tan peligroso que estaba cerrado al tráfico.

Álbum de ocho enclaves panorámicos de Jang-dong en Seúl. Jeong Seon. Década de 1750. Color sobre papel. 33,4 × 29,7 cm.
El pintor de la era Joseon Jeong Seon, que vivía en Seochon, plasmó en un lienzo ocho paisajes de su barrio. La pintura representa el valle al pie del monte Inwang, mostrando las pinceladas magistrales de un artista de setenta años.
© Museo Nacional de Corea

El enviado de la dinastía Ming, Dong Yue (1431-1502), registró sus primeras impresiones de Hanyang en su libro de viajes Chaoxianfu: “Miramos a Hanyang, al otro lado del río Imjin, con los brazos cruzados. Las montañas encierran la muralla de la ciudad como un ave fénix en vuelo, irradiando brillo”. El terreno sigue siendo el mismo, y a los excursionistas que visitan el monte Inwang hoy les gusta tomarse fotos en la roca de la cima. En días soleados, los picos de las montañas cercanas parecen rodearte.

Observatorio floral

En el pasado, los habitantes de Hanyang disfrutaban de las flores primaverales en dos pintorescas mesetas al pie del monte Inwang. Yeolyang sesigi, que registraba las costumbres estacionales de la era Joseon, señala que en marzo los visitantes acudían en masa a Pirundae por sus flores de albaricoque, y a Sesimdae por sus flores de melocotón.

El erudito de Silhak Pak Jiwon (1737-1805), que no solía dedicarse a la poesía, llegó a escribir dos poemas sobre Pirundae en su colección Yeonamjip. Su paisaje también se describe coloradamente en la antología Mumyeongjajip, del funcionario del siglo XVIII Yun Gi: “Pirundae se eleva con rocas anchas y planas. El sol brillante y el clima cálido de primavera llenan la ciudad”. Sesimdae, uno de los lugares favoritos de la familia real, era donde el rey practicaba tiro con arco y leía poemas con sus ministros.

Actualmente, Pirundae se ubica dentro de la Escuela Secundaria Femenina Baehwa, mientras que Sesimdae es parte de los terrenos de la Escuela Nacional para Sordos de Seúl, lo que dificulta el acceso público.

Valle de Suseong-dong

Al este del monte Inwang descansa el valle de Suseong-dong, un lugar de extraordinaria belleza paisajística. Durante el periodo Joseon, las familias nobles construyeron allí sus casas y pabellones, y en verano los eruditos se reunían para disfrutar del pungnyu, que literalmente significa “viento que fluye”, en referencia a la apreciación de la naturaleza y el disfrute de la poesía, del canto y de otras artes. Sin embargo, en 1971, la construcción del complejo de apartamentos Ogin arruinó tan hermoso paisaje durante los siguientes cuarenta años. Al completar la demolición de los apartamentos en 2012, el valle finalmente recuperó su antigua gloria. Hoy en día, los senderos que rodean el valle de Suseong-dong están bien cuidados y son perfectos para escapar del frenético ritmo de Seúl.

El valle de Suseong-dong fue lugar popular de retiro para los eruditos durante la dinastía Joseon. El puente Girin, construido con dos losas de piedra de 3,8 metros unidas entre sí, es históricamente importante al ser el único de piedra de la antigua muralla de la ciudad de Seúl que conserva su forma original.
© Shutterstock

Un poema sobre el valle figura en Wandang seonsaeng jeonjip, edición completa de los escritos del difunto erudito y calígrafo de Joseon Kim Jeong-hui (1786-1856), comienza con el verso: “Cuando entro en el valle, no son pocos los pasos / que dan los truenos bajo mis pies”, y describe que “se siente como de noche incluso de día”.

El verano pasado, el sofocante calor de Seúl se prolongó más allá de Cheoseo, día en que las temperaturas altas suelen dejar paso a un clima más fresco. Tras varios días de fuertes lluvias, una mañana temprano me encontré caminando por el valle con un paraguas en la mano. Todavía envuelta en la oscuridad, el sonido de la lluvia colmaba la zona. De pie frente al puente de piedra de Girin podía escuchar el claro sonido del agua, y apreciar plenamente el sentimiento poético de Kim Jeong-hui en la oscuridad. El arroyo bajando ágil desde la montaña salpicaba las rocas, creando un sonido refrescante y alegre.

Vistas sobre Seúl

La carretera Bugak, que serpentea la ladera de la montaña, fue inaugurada en 1968. Fue construida para reforzar la seguridad de la residencia presidencial tras una incursión de infiltrados norcoreanos. Sus dos carriles comienzan en Sajik-dong, donde está el Altar Sajik, y se extiende unos 10 kilómetros al este por una cresta montañosa, conectando el monte Inwang y el monte Bugak. En 1984, la carretera se bifurcó en dos desde Changuimun, la puerta noroeste de la antigua muralla de la ciudad de Seúl, que data de la dinastía Joseon, pasando a conocerse como Inwang Skyway y Bugak Skyway, respectivamente, siendo esta última conocida por su romántico pabellón en la cima.

Un paseo por las dos pasarelas en dirección a Changuimun me lleva a Mumudae, un observatorio en el monte Inwang. En días despejados, ofrece una clara vista panorámica de Cheong Wa Dae, del Palacio Gyeongbok y de otros enclaves de interés de Seúl, como la Torre N Seoul en el monte Nam, o la Torre Lotte World en la zona de Gangnam. En Seochon pueden oírse débilmente los ladridos de los perros y ver el autobús local en su ruta por el pueblo, así como las bicicletas que se dirigen al valle de Suseong-dong.

Por muchos años, el monte Inwang estuvo cerrado al público porque había unos treinta puestos militares. Cuando en 2018 autorizaron el acceso público total, la mayoría de esos puestos fueron demolidos, y otros se convirtieron en zonas públicas de descanso.La foto muestra Shelter in the Woods, antiguo cuartel de centinelas reconvertido en espacio cultural.
© Studio Kenn

Desde aquí, la ruta más corta hasta la antigua muralla de la ciudad demora unos 15 minutos a pie, por las escaleras de madera que hay frente a la librería Chosochaekbang. En lo alto de las escaleras emerge la muralla baja de la fortaleza, coronada por tejados de piedra, como columna vertebral del monte Inwang. De camino a la cima, al contemplar las montañas dentro y fuera de la muralla de la ciudad, siento como si estuviera cabalgando a lomos de un tigre, de pie sobre sus patas traseras.

Mientras subo al monte Inwang bajo la lluvia, la niebla es lo suficientemente espesa como para dejar todo en un estado de vacío. Cuando la lluvia cesa, vislumbro ocasionalmente las montañas circundantes cada vez que cambia el viento. No puedo evitar preguntarme si era así como veía la capital el rey Taejo, fundador de la dinastía Joseon, cuando subió a esa montaña y aún no había decidido dónde ubicar su nueva capital.

Kim Gil-ji Escritora de viajes

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