메인메뉴 바로가기본문으로 바로가기

커버스토리 칼럼 게시판 > 상세화면

2016 SPRING

REPORTAJE ESPECIAL

Teatro coreano actual : Gente y tendenciasREPORTAJE ESPECIAL 1Lee Byoung-bok, artista teatral :
Medio siglo como “faro” del teatro coreano

Lee Byung-bok es una pionera que abrió paso al arte estético del teatro coreano moderno. Abrió un café-teatroen 1969 en el que presentó al público una gran variedad de obras de teatro contemporáneas occidentales, dramascoreanos populares y otras originales obras de la época. Pese a ser la artista escénica que lideró la Compañía deTeatro Jayu durante 40 años, Lee se define humildemente a sí misma como “una artista oculta”. Pero las jóvenesgeneraciones de artistas de teatro la consideran como la “estrella polar” que guiaba su viaje teatral.

En diciembre del año pasado, una pequeña fiesta celebraba el 90 cumpleañosde Lee Myung-bak, en su taller en Jangchung-dong, en Seúl. Durante estamodesta reunión con sus familiares y algunos otros artistas, la actriz septuagenariaSon Suk le dijo: “Tu tenacidad ha ayudado a productores de teatro comonosotros a perseverar en este país. Hemos llegado hasta aquí porque nunca te perdistea lo largo de tu vida; y eso es algo que nosotros realmente apreciamos”.

El Café Teatro y la Compañía de Teatro Jayu
Lee Byoung-bok dirigió la Compañía de Teatro Jayu durante 40 años (1964-2004).A diferencia de otras organizaciones de este tipo, donde el director suele ser un gestorque lleva todos los asuntos administrativos, Jayu estuvo dirigida por una artistadel escenario; algo que fue posible gracias a su especial sistema de “creacióncolectiva”. En todo el proceso de producción, incluyendo la selección de las obrasa estrenar, la compañía colaboraba con especialistas en diversos campos. Comoexperta en vestuario y elementos escénicos, Lee Byoung-bok también participóactivamente en dicho proceso, lo que contribuyó al desarrollo del arte escénico y deldiseño teatral en Corea.
La compañía fue concebida después del grupo de teatro francés CompañíaRenaud-Barrault, fundado por la pareja formada por Madeline Renaud y Jean-Louis Barault; y el socio de Lee fue el director Kim Jeong-ok, amigo al que conociócuando ella estudiaba en Francia. En la década de los 60 ambos jóvenes unieronsu entusiasmo por el teatro para fundar una compañía, pero en aquel entonces eradifícil encontrar un teatro en Corea. Los integrantes estaban muy motivados y precisabanun lugar donde poder actuar de forma regular. Entonces, recordando lospequeños teatros repartidos por las calles de Montparnasse y a lo largo del Senaen París, Lee pensó en abrir un café-teatro. Trabajando con su marido, el artistaKwon Ok-yeon, alquiló un decadente lugar en Chungmu-ro 2-ga, en Seúl, y comenzóa renovarlo por su cuenta. Trazó unas líneas en el suelo con una tiza para dividirel espacio, según los usos de cada zona: la entrada (con la marca del lugar exactopara las puertas), el escenario, la sala de máquinas, el hall, la taquilla con serviciode guardarropa, un pequeño bar, aseos y cocina. Después de muchos días y nochesde esfuerzo y duro trabajo, el Café Teatro de Myeongdong abrió sus puertas en abrilde 1969. Era un lugar donde la gente podría disfrutar de representaciones teatralesjunto con unas bebidas, y fue el primero de este tipo en Corea. Acogía obras deteatro universitario los lunes, y dramas populares, canto pansori, y marionetas losviernes; mientras que el resto de días los reservaba para las actuaciones de Jayuy otras compañías. El café introdujo obras occidentales contemporáneas, como Lacantante calva, de Eugène Ionesco o Historia del zoo de Edward Albee; aunque tambiéntenía un amplio repertorio de obras originales muy aclamadas, como Regordetesobre patines, interpretada por O Tae-seok, así como nuevas versiones de losaños 20 y 30. Al mostrar a los jóvenes realizando actuaciones tradicionales comotíteres y pansori, y al ofrecer disponibilidad a muchas compañías de teatro (Jayu,Minye, Gwangjang, Gagyo y Minjung) con ansias de representar sus obras, el CaféTeatro destaca por su monumental aportación a la promoción del pequeño teatroen Corea. En su apogeo, también se consolidó como lugar para socializar entrelos artistas y la gente de los círculos culturales. Mientras que la Compañía de TeatroJayu fue el eje en la carrera de Lee Byung-bok que la llevó a comprender laimportancia de actuar en comunidad y en colaboración, el Café Teatro, su otro eje,le recordaba la importancia del pequeño teatro y de conectar con la audiencia. Lasnumerosas coordenadas que fue capaz de crear mediante estos dos ejes, así comolas crisis y tensiones que surgen en torno a ellos, ayudaron a impulsar el sectorde los artistas del teatro coreano, instándolos a acariciar sus sueños.

Vestuario experimental y diseño escénico
Lee se fue a Francia en 1957. Por aquel entonces, se tardaba un mes deviaje en barco para llegar desde Corea. Con determinada decisión dejó atrás sucasa, y a sus tres hijos pequeños a cargo de su suegra, no porque ambicionaraconvertirse en una artista escénica o diseñadora de renombre mundial, sinoporque quería ayudar a su marido con sus estudios de arte en Francia. Con eltiempo, su formación intelectual como graduada en una universidad coreana deprestigio especializada en literatura inglesa, y su diligente y audaz naturaleza, leayudaron a encontrar su propia carrera. Mientras ayudaba a su marido en susestudios, aprovechaba el “tiempo libre” aprendiendo en una escuela de sastrería.“Me expulsaron porque me aventuré con la tela, cuando me pidieron quehiciera los planos de los patrones. Yo sólo trataba de ahorrar tiempo, haciendotodo lo que podía, pero terminé siendo expulsada a los seis meses”, afirma Lee.Disgustada, comenzó a trabajar en el taller de una modista, y su experienciaen el departamento de vestidos de noche le hizo desarrollar un fino olfato parala confección. “Había una modelo solo con ropa interior durante horas y horas,por lo que podíamos cortar la tela no para un maniquí, sino para un ser vivo.Con frecuencia solíamos vestir a la modelo y pedirle que se moviera para ver lacaída del vestido, y luego cambiar el diseño de ser necesario. Ese tipo de aprendizajejamás lo pude experimentar en la escuela”, recalca Lee.Gracias a esa experiencia obtuvo una muy buena base para su trabajo enCorea, después de regresar en 1961. Durante ese período, comenzó a sentircada pieza de ropa no como un objeto, sino como unser que vive y respira. Además, comenzó a desarrollarsu propia firma y estilo en el vestuario teatral, quearmonizaba maravillosamente con los actores.Con esta artística puesta en escena -en la que lostrajes, los accesorios y otros elementos creaban unacoherente armonía- Lee Byoung-bok, introdujo unnuevo concepto de diseño escénico en el teatro deaquella etapa en Corea, que comenzó a florecer conla presentación de ¿Qué seremos? (1978), y continuódesarrollándose en Onagras (1982), donde un grupo deespectadores era representado por muñecos de telacon rostros sin ojos que colgaban de unos arbustos conforma de trébol, y en obras como Las flores florecenincluso en días de viento (1984), donde los títeres y lasmáscaras figuraban en primer plano como personajescentrales, incluidos en la pieza de la obra de teatro quecontenía máscaras.

Mientras que la Compañía de Teatro Jayu fue el eje en la carrera de Lee Byung-bok que la llevó acomprender la importancia de actuar en comunidad y en colaboración, el Café Teatro, su otro eje, lerecordaba la importancia del pequeño teatro y de conectar con la audiencia. Las numerosas coordenadasque fue capaz de crear mediante estos dos ejes ayudaron a impulsar el teatro coreano.

En Si los gallos no cantan las gallinas lo harán(1988), Lee fue aclamada por las más de 70 piezas detrajes hechas con papel de morera. El papel permiteexpresar una amplia variedad de estilos en vestuarioescénico, en función de las colas usadas como materiaprima, ya que su consistencia determina la rigidez, y eluso de múltiples capas de papel también genera unagran diferencia. Los trajes de papel de Lee eran adaptados a la rigurosidad y frecuencia de los movimientosde cada actor. Completados con apuntes tridimensionales,sus trajes eran claramente estilizados y destacabanel ritual de la actuación. La irreal calidad de la ropahecha con papel, añadía profundidad al tiempo y lugardescrito en la pieza teatral, y sus descoloridos tonosrecreaban una atmósfera antigua y elegante.Las faldas enrolladas utilizadas en Bodas de sangre(1988) para expresar la sensibilidad de la plebe, ylos pantalones hinchados en forma de vasijas de barrocoreanas en Los pájaros vuelan contra el sol de poniente(1992), o el altar funerario construido con un toldohecho con 400 rollos de tela de cáñamo colgando deltecho inclinado hacia el telón de fondo, eran todos productode la perspectiva e imaginación artística de Lee.El escenario creado aprovechando esa forma y texturaresonaría con la audiencia, aumentando aún más lasensación de movimiento. La etapa en la que vio culminarsu arte fue la del drama ritual ‘Exorcismo del vestuario’(1999), que contó con el mayor número de trajesusados en escena hasta ese momento, desdibujandolos límites entre el drama, el vestuario y la escenografía.Un mueble con cajones almacena ordenadamentetodo tipo de materiales usados por Lee en sus diseños,incluyendo sacos vacíos de arroz, hojas amarillentas de periódico, gemelos, rollos de plástico y restos de papel de morera. Sus elegantestrajes en realidad están hechos con residuos domésticos. Usaba calabazasde su propia cosecha, secadas con una esponja, para dar volumen a la ropa;y marcaba las insignias de las vestiduras reales mediante diversos y repetidosexperimentos de torsión, adjuntando tiras de hilo y trozos de rollos de filmtransparente. A pesar de haber usado simples materiales, fáciles de encontraren cualquier parte, los combinaba de tal forma que nadie hubiera conseguidosin frustrarse ante los repetidos fracasos y laboriosas tareas. Su actitud experimentalha inspirado a muchos compañeros de trabajo, en diversas formas ymúltiples ocasiones.

Actuación-homenaje del Teatro de Danza a Myung Sook Park, durante la ceremonia de inauguraciónde la exposición “Lee Byoung-bok: Acto 3, Escena 3”, celebrada en el Teatro de las Artes Arkoen 2013. Las largas piezas de tela drapeadas de forma natural y los trajes de papel de morera, asícomo otros elementos simbólicos usados en escenografía por Lee Byung-bok, son ya un clásico enlas actuaciones de danza.

Lee explica: “El buen papel de morera es bastante duro. Por tanto, puedoguardar las piezas de trajes defectuosos para hacer máscaras. No hay nadaque pueda tirar, ya que cualquier cosa puede convertirse posteriormente en ungran recurso en el escenario. El césped que reprodujo una vez para El baile delos ladrones fue confeccionado con tiras de metal de desecho. La idea se meocurrió al pasar por un taller de metal mientras estaban cortando una lámina.Las tiras sobrantes aparentaban ser un suave hilo de seda, y juntas llegabana tener un volumen natural. Solía recoger una bolsa con ese tipo de restos dechatarra cada vez que salía”.Pero de entre todos los elementos que usaba, destacan sus máscaras, al serespecialmente singulares. O bien no tenían ojos, o solo tienen unas estrechasrendijas: y sus trituradas narices y torcidas bocas parecen feas a simple vista.Pero estas máscaras feas y extrañas, generan múltiples expresiones al ser vistasdesde distintos ángulos. Así, las máscaras de Lee reflejaban la estructurasin forma que compone la base de la sensibilidad coreana.

“Lee Byung-bok no está en ninguna parte”
Hace una década, una exposición única tuvo lugar en Geumgok, Namyangju, enla provincia de Gyeonggi, para mostrar los trajes de escena, los objetos, las marionetasy otros elementos creados por Lee hace más de 50 años. No sólo era de esetipo de exposiciones que rara vez se celebra en Corea, sino que además tenía unnombre singular, “Lee Byoung-bok no está en ninguna parte”, que expresaba suintención de deshacerse de todas las obras creadas durante su vida.Una colección de elementos que abarque más de medio siglo de vida de unaartista, podría ser un material muy valioso para la historia del arte. Pero, qué fácilmentepodrían arruinarse o perderse estos materiales, a menos que se adopten lasmedidas adecuadas para su conservación tras la muerte de la artista. Conscientede ello, la exposición “Lee no está en ninguna parte” era su singular forma de protestarcontra la lamentable situación de su país, donde el valor de la historia artísticay la grabación de dicho acto no fueron debidamente reconocidos. Con el dolorde una madre que sobrevive a su hijo, estaba decidida a quemar todas sus obras.Afortunadamente, el Museo de Artes escénicas fue creado en el Teatro Nacional deCorea en diciembre de 2009; y aunque el museo no está exclusivamente dedicadoal teatro, muestra una amplia variedad de materiales usados en las artes escénicasde Corea, recogidos durante más de medio siglo -desde la década de 1950- que semuestran al público mediante exposiciones y programas educativos.Recientemente, uno de sus principales proyectos es cuidar de una propiedad enGeumgok, de casi 3 hectáreas, que alberga diez casas tradicionales coreanas. Juntocon su marido, antes de fallecer en 2011, se encargaron de trasladarlas desdevarios puntos del país para reconstruirlas allí. En los años 70 y 80, cuando Coreaatravesaba fuertes cambios sociales y rápidos movimientos económicos, el paisajeurbano se transformó drásticamente. Bajo la bandera del Movimiento Saemaul, unproyecto de desarrollo impulsado por el gobierno a gran escala, la arquitectura tradicionalfue reemplazada en gran medida por edificios de estilo occidental. En aquellosdías, la pareja se vio más afectada por la desaparición de casas tradicionales enmal estado. que por la aparición de nuevos edificios de lujo.Uno de los edificios del complejo llamado Gungjib (que significa “villa real”) es lacasa que Yeongjo, el 21º rey del imperio Joseon, construyó para su hija menor -laprincesa Hwagil- en el SXVIII. Reconocido por su valor como bien cultural, la casafue designada en 1984 como Bien Material Importante del Folclore. Tras ubicar esteedificio histórico en el centro, Lee y su marido trasladaron algunas casas en ruinas-halladas en Yongin, Gunsan y otras regiones- e incluso otras con tejado de paja delas proximidades, para repararlas o hasta reconstruirlas. Les llevó muchos añosplantar los árboles, excavar pozos para crear arroyos, y nivelar el suelo del terreno.La principal obra de su vida ‘El príncipe Hodong’ (1991) también fue estrenadaen Geumgok. El escenario construido sobre el estanque en el contexto del antiguoedificio, en sí mismo ya era algo fantástico de ver. El escenario al aire libre, fuera delos usuales confines rectangulares de un teatro, junto con la excelente actuación deartistas de primer nivel como Park Jeong-ja y Yun Seok-hwa, y tan exquisitos trajesy accesorios, creaban entre sí una perfecta armonía. Hasta la fecha, esa actuaciónsigue siendo

Un regimiento de marionetas de tela de cáñamo componeel telón de fondo en Bodas de sangre. Al sentir un especialfervor por la obra del dramaturgo español Federico Lorca,Lee Byung-bok realizó en repetidas ocasiones adaptacionescoreanas de su escenografía.

El príncipe Hodong marcó el final de la OISTAT (Organización Internacional deEscenógrafos, Arquitectos de Teatro y Técnicos), un congreso mundial celebradoen Corea, y la actuación hizo vibrar tanto a los miembros de otros países asiáticoscomo a los de Corea. No en vano, algunos actores chinos y japoneses alabaron la actuación, orgullosos del trabajo de sus compañerosasiáticos por destacar entre artistas escénicos de todoel mundo. “Corea es muy competente en diseño deescenarios y nuestras capacidades han sido demostradasen múltiples ocasiones en la Cuatrienal de Pragadesde los años 90”, expresa Lee Byoung-bok. El Concursode Teatro de Arquitectura de la Cuatrienal dePraga le otorgó una medalla por diseño de vestuario en1991, la primera obtenida por un coreano, mientras queotros artistas de la escena, como Shin Seon- Hui y YunJeong-seob, siguieron su ejemplo. Hoy en día, los jóvenesescenógrafos coreanos tratan de obtener tan reconocidogalardón cada año.Para Lee Byung-bok, Geumgok es un amado lugarque condensa los más preciosos momentos, tanto desu vida como de su carrera. Sin embargo, cada vezle resulta más difícil mantener estos típicos edificioscoreanos, recientemente convertidos en bienes culturales.A pesar de que fueron restaurados después de su traslado, eso fue hace más de 40 años, y todos tienen décadas o siglos deantigüedad, lo que hace que sean bastante difíciles y costosos de mantener o deconservar. Para empeorar las cosas, las casas fueron atacadas por ladrones.El día en que algunos de esos bienes culturales valiosos se perdieron deforma irrevocable, ella permaneció durante mucho tiempo sentada y medioaturdida bajo el alero. Pero ahora ya no tiene energía para luchar de nuevo conel valor que mostró hace una década al hacer la exposición “Lee no está en ningunaparte”. Casi ha perdido la audición de un oído y sufre artritis en las muñecas.Pero incluso así, Lee Byoung-bok va a Geumgok siempre que puede, aunquesólo sea para realizar tareas como escardar o barrer las hojas muertas, detallesque nunca descuidó durante más de 50 años. Su dedicación a estas tareasmundanas refleja su vida como artista escénica entre bambalinas, con tareascomo adaptar los trajes de los intérpretes y ultimar los detalles del escenario,hasta el último minuto antes de levantarse el telón. Tras el glorioso éxtasis quedeslumbraba en el escenario, siempre estuvieron sus callosas manos y sussilenciosos aplausos. A diferencia de los actores que brillan ante la audiencia,Lee Byoung-bok se rebaja a sí misma al auto denominarse como “artista oculta”.

Kim Su-mi Crítico teatral
Ahn Hong-beomFotógrafo

전체메뉴

전체메뉴 닫기