El Parque de las Piedras de Jeju ocupa una enorme parcela de un millón de pyeong (aproximadamente 303,03 km²) en la localidad de Jocheon-eup, en la meridional isla de Jeju. Como las rocas son elementos inseparables del entorno de esta isla volcánica, podría no considerarse especial el hecho de que aquí haya un parque temático dedicado a las piedras. No obstante, si no hubiera sido por la capacidad premonitoria y la perseverancia de una persona, nunca habría llegado a existir este pintoresco parque inmerso en el folclore de la isla y resplandeciente gracias a las rocas propias del lugar.
El Parque de las Piedras de Jeju presenta objetos de piedra que simbolizan la historia, el folclore y los mitos de la isla. Para la construcción del parque, el gobierno provincial de Jeju ofreció el terreno y apoyo financiero, y Baek Un-cheol donó su colección de monumentos de piedra y materiales folclóricos, así como sus ingeniosas ideas y sirve como jefe de la junta de planificación.
En su época de joven, cuando estudiaba dirección de teatro en el Instituto de Artes de Seúl a finales de la década de 1960, Baek Un-cheol se topó con maravillosos árboles centenarios mientras prestaba su servicio militar en un batallón de ingeniería estacionado en las montañas de la provincia de Gangwon. Desenterraba los árboles muertos con sumo cuidado, siempre tratando de no provocar daños ni siquiera en las raíces. Era tan cuidadoso que le llevaba más de una semana terminar un trabajo que cualquier otro soldado hubiera hecho en un día. Después de dejar el ejército, a este joven amante de la naturaleza le golpeó duramente la destructiva realidad de la época. Bajo la estrategia del Nuevo Movimiento Comunitario (Saemaul Undong) impuesto por el Gobierno, el mapa de Corea cambiaba rápidamente, al tiempo que se infligía un daño masivo al medio ambiente.
De pie, a lo largo del Campo 1 del Parque de las Piedras de Jeju, se cree que esta figura guardiana de piedra fue tallada hace unos 300 años. Designado como material folclórico importante de la provincia, el dol hareubang (“abuelo de piedra”) presenta todas las características típicas de estas estatuas de piedra: enormes ojos abultados, labios fruncidos, sombrero oficial y manos apretadas sobre el estómago.
Un jardín de madera y roca
“Estaba furioso por la manera en que el movimiento de modernización de la comunidad acababa con el medio ambiente solo por motivos económicos. Decidí aportar mi granito de arena para proteger la naturaleza”, recuerda Baek.
En un momento en que las carreteras aparecían o desaparecían de la noche a la mañana, Baek regresó a su isla natal de Jeju, que recorrió de forma extensa para recolectar aquellos elementos naturales que merecían ser preservados y exhibidos. Más tarde abrió un modesto lugar de exhibición en el centro de Jeju. Era el Jardín de Monumentos de Madera de Tamna (en coreano Tamna Mongmurwon, donde Tamna es el antiguo nombre de Jeju) que más tarde se amplió al Jardín de Madera y Roca de Tamna (Tamna Mokseogwon). Consciente desde el principio del valor de la naturaleza, creó un jardín de rocas y árboles cuyo diseño incorporaba algunos cuentos populares. Con una ingeniosa disposición de los objetos naturales, este espacio representaba la historia de amor de Gapdol y Gapsun, un conocido cuento también adaptado a los formatos de canción popular y película. Con el tiempo, el jardín se convirtió en un lugar de visita obligada para los turistas que viajaban a la isla, hasta el punto de emerger como uno de los destinos favoritos de los recién casados en aquel momento.
Creado en torno a este concepto único, el Jardín de Madera y Piedra de Tamna fue presentado como uno de los 12 mejores jardines del mundo en la publicación “Monumental Annuel 2001: Jardins Historiques”, emitida por el Departamento de Arquitectura y Monumentos del Ministerio de Cultura francés. Sin embargo, a pesar del éxito del proyecto, Baek decidió abandonarlo y comenzar uno nuevo. En realidad el plan ya se había puesto en marcha en 1988, después de un viaje a París para exponer sus fotografías. Fue toda una oportunidad para darse cuenta de lo apreciada que era su isla natal en el panorama global de las artes y la cultura. Regresó a casa con vergüenza de su propia ignorancia y aprendió a conducir para recorrer la isla recogiendo elementos del folclore y monumentos naturales de piedra. Recorrió 1,2 millones de kilómetros en los 10 años siguientes. Un día, en la carretera costera por la que viajaba con frecuencia, tuvo una especie de epifanía que le hizo llorar.
“Impactado por el aura espiritual del paisaje, con rocas de todas las formas posibles creadas por la lava fundida y solidificadas en su camino hacia el mar, redescubrí la belleza de esta isla en la que nací y crecí”, recuerda Baek.
Baek Un-cheol redescubrió la belleza y el alma de Jeju, donde nació y se crió, a través de piedras de todas las formas y colores. Ahora pone toda su energía en construir una sala de exposiciones para Seolmundae Halmang, una diosa gigante que aparece en el mito de la creación de la isla, programada para completarse en 2020.
Un mito expresado con piedras
Aquel momento de iluminación le llevó a renunciar a su amado jardín para crear “un parque de la cultura compuesto por objetos de piedra autóctonos que perduraran por un siglo”. Su corazón se encogió aún más cuando miró alrededor del lugar en el que se construiría el Parque de las Piedras de Jeju. Entonces, decidió “proteger ese lugar de un destino posiblemente precario” y “devolver a la vida al Seolmundae Halmang”.Seolmundae Halmang (“abuela Seolmundae” en coreano) es una giganta; la diosa alta y fuerte que aparece en el mito de la creación de la isla de Jeju. Según esta leyenda, tuvo 500 hijos llamados “Los Quinientos Generales”. La diosa estaba preparando gachas para ellos en medio de una severa sequía cuando se precipitó a la muerte dentro de la gigantesca olla. En la protagonista de este famoso cuento popular, Baek encontró el arquetipo de la mujer de Jeju, su laboriosa vida ocupada por el trabajo diario y la maternidad, que se podría generalizar como amor a la humanidad. Eligió ese cuento popular como el concepto clave para el Parque de las Piedras de Jeju.
Baek donó toda su colección de monumentos de piedra y materiales folclóricos al gobierno local, que por su parte se comprometió a adquirir una parcela de 303,03km² para el nuevo parque y a asumir todos los costes necesarios a partir de entonces. En 1999 firmó con el gobierno autónomo de Jeju un acuerdo para trabajar en el parque durante los siguientes 20 años como jefe de la junta de planificación, gestionando las exposiciones y presentaciones. El parque, inaugurado en 2006, todavía está en construcción. El espacio subterráneo, que anteriormente era un vertedero de basura, fue transformado en un museo y en su terreno se ubica la Galería Quinientos Generales, que también sirve como teatro, así como un pueblo de casas tradicionales con techo de paja y un bosque recreativo.
La sala para el Seonmundae Halmang, todavía en construcción, se completará previsiblemente en 2020. Baek, que continúa recurriendo a su imaginación y a su intuición para este proyecto en curso, vive solo en una pequeña habitación en las instalaciones del parque.
“Una araña no piensa mientras teje su red; la seda sale sin más. Esto mismo podría aplicarse a mí”, afirma Baek, que justo ahora ha llegado al punto culminante de hacer realidad su sueño de hace décadas. “Mi objetivo es mostrar la historia en la sala y dejarla para la posteridad. Esencialmente el folclore, la mitología y la historia son la misma cosa expresada en tres formas distintas que se ramifican partiendo de un mismo origen. En Jeju, las rocas están en la base de todas ellas. Vivimos en las rocas y morimos en las rocas. Al final, las estrellas en el cielo son rocas, y el universo en sí mismo es una colección de rocas”.
El nombre del parque contiene las palabras “piedras” y “cultura” (el significado literal de su nombre en coreano es “parque de la cultura de las piedras”) porque Baek quería enfatizar que todos los componentes del lugar representan “la cultura de los isleños de Jeju que ha florecido en las piedras”. Expresando sus ideas con fluidez, declara: “Deseo pasar el resto de mi vida promoviendo la paz con las piedras como medio, asociadas a la meditación y la curación. Las piedras son seres espirituales. La gente de hoy tiende a dejarse llevar por los deseos materialistas, pero es importante saber que hay otros reinos en el mundo”.
Un reconocido arquitecto de México, el fallecido Ricardo Legorreta, elogió este parque con el siguiente comentario: “Debe haber sido un gran desafío llenar el museo con todas esas piedras, y la geografía de esta zona de media montaña se ha acomodado aquí para crear armonía con el entorno que lo rodea. Por encima de todo, me parece muy intrigante la leyenda de Seolmundae Halmang”.
En tanto, el fotógrafo francés Léonard de Selva también dedicó algunas palabras a describir el parque: “Las piedras de Jeju poseen cierta aura. Creo que este parque podría convertirse en un mito en esta isla de rocas, al igual que la Isla de Pascua y sus estatuas gigantes de origen desconocido”.
“Esencialmente el folclore, la mitología y la historia son la misma cosa expresada en tres formas distintas que se ramifican partiendo de un mismo origen. En Jeju, las rocas están en la base de todas ellas. Vivimos en las rocas y morimos en las rocas. Al final, las estrellas en el cielo son rocas, y el universo en sí mismo es una colección de rocas”.
El pueblo recreado con 50 casas tradicionales con techo de paja a lo largo del Campo 3 ofrece una idea de la vida de los isleños en el pasado. Los materiales recuperados de alrededor de 200 casas antiguas se utilizaron para construir la aldea.
Una de las piedras naturales de extrañas formas creada a partir de lava endurecida que se exhiben en una galería del Museo de las Piedras de Jeju, en las instalaciones del Parque de las Piedras de Jeju.
Una vida dedicada al Parque de las Piedras
Baek Un-cheol dice que fue bendecido con un buen ojo. Asegura que nació “con un ojo capaz de encontrar gemas entre la basura y descubrir expresiones humanas en la cara de las rocas como no puede hacer la mayoría de la gente”.
Del mismo modo que la Isla de Jeju fue creada por la diosa Seolmundae, la personalidad del propio Baek, tal y como es hoy en día, ha sido forjada en gran parte por mujeres. Su madre, una mujer de carácter obstinado, le construyó un almacén de 100 m2 en su huerto para ayudarle a cumplir su sueño. Mientras otros se podrían mostrar indiferentes hacia un hombre adulto sin un trabajo en particular que deambula por las montañas y los campos para recoger piedras, su madre fue la fiel compañera y seguidora que le proporcionó su primer espacio de exhibición. De entre sus siete hijos él era el favorito de su madre, que aplaudía con deleite cada vez que le mostraba una piedra particularmente hermosa. Huelga decir que el apoyo silencioso de su esposa también le ha aportado confianza en sus exigentes tareas.
Objetos de piedra relacionados con la vida cotidiana de los isleños, incluidas piedras de molino y postes de la puerta, se muestran en los campos de exposición al aire libre. Baek Un-cheol los recopiló durante décadas.
“Jeju es una isla de rocas. Gotjawal, el bosque pedregoso en la ladera del monte Halla, está formado por montones de rocas, y sus áreas residenciales tienen unos muros de piedra que, si estuvieran conectados de punta a punta, serían más largos que la Gran Muralla China”, expresa este experto en rocas. “Las piedras crean una atmósfera espiritual aquí, y los 48 dol hareubang (en coreano “abuelos de piedra”) esparcidos por toda la isla son nuestros mayores tesoros. Esas estatuas hechas de basalto volcánico no se pueden hallar en ningún otro sitio del mundo. Los ojos saltones de los severos hombres de piedra, que permanecían estacionados siglos atrás como guardianes de la isla contra los invasores japoneses, se muestran realmente aterradores por la noche. Cada una de las estatuas, que debe haber sido tallada por canteros anónimos, está imbuida de un alma”.
Además, Baek asegura que es capaz de ver “más allá del mundo humano” en un dongjaseok (estatua de piedra de una lápida con la forma de un niño o una niña). “El Dongjaseok y el dol hareubang son los dos símbolos de Jeju: uno espiritual y otro estético. De este modo, cuando encontraba un artículo que me parecía atractivo, al final conseguía adquirirlo por cualquier medio”, asevera.
La colección de Baek, cuyo volumen equivaldría a unas 500 cargas de camión, fue trasladada de su jardín de árboles y piedras al nuevo parque de piedra durante un período considerable de tiempo. El coleccionista también recreó un pueblo en la mitad de la montaña, compuesto por 50 casas con techo de paja construidas con materiales de segunda mano recuperados de unas 200 casas antiguas. Este pueblo fue uno de los lugares de rodaje de la película “Jiseul”, que recrea el Levantamiento de Jeju de 1948, un evento trágico en la historia moderna de Corea que ha sido a menudo distorsionado por la división nacional y el conflicto ideológico.Al describir este pueblo, Baek dice: “Mi intención era construir no solo la réplica de un pueblo antiguo, sino también un lugar para la experiencia cultural en el que fuera posible presentar y transmitir la sabiduría de nuestros antepasados. Espero preservar nuestra cultura tradicional durante el mayor tiempo posible a pesar de que esté desapareciendo en otros lugares”.
Bajo su punto de vista, en todas partes las piedras parecen disponerse sentadas, en plena meditación y con los ojos suavemente cerrados. Esté uno de acuerdo o no, el Parque de las Piedras de Jeju es el lugar perfecto para experimentar una sensación de atemporalidad. Aquí es posible sentir que se es uno con la naturaleza, más allá de los límites del tiempo. Y lo más probable es encontrarse al hombre que anda por un camino de tierra con su sombrero gastado, con aspecto de ermitaño taoísta de pelo blanco, en medio de un paisaje en blanco y negro.
Las casas de piedra: otra cara de la isla de Jeju
Para crear una ilusión de isla volcánica, ArchiPlan, la firma de arquitectos que diseñó el Museo de Arte Kim Tschang-yeul, utilizó un revestimiento de hormigón visto acabado con pintura negra, que recuerda al basalto.
¿Podría ser vista la isla de Jeju como un inmenso monolito volcánico? Su tierra estéril, que conforma la parte más meridional de un país que ha vivido tradicionalmente del arroz, es incapaz de producir este cultivo. Sin importar a dónde uno vaya en la isla, con solo realizar una pequeña excavación es seguro que podrá extraer algunas piedras. En el pasado, los isleños recogían las rocas negras diseminadas a su alrededor para construir sus casas y muros. Hoy, sin embargo, una serie de fábricas desentierran, procesan y suministran las piedras volcánicas a los constructores para satisfacer una demanda que se ha disparado, en medio de un reciente boom de la construcción.
El vibrante mercado de la construcción observado en la isla durante los últimos diez años se atribuye a la creciente afluencia de personas del territorio continental, que comenzó en el momento en el que este popular destino turístico surgió como un hogar alternativo para las personas cansadas de la vida en la ciudad. Los nuevos edificios erigidos por todas partes en Jeju, incluidas las oficinas públicas, hogares privados y numerosas casas de huéspedes, mantienen sus características individuales, pero comparten un factor común: el uso de piedras volcánicas nativas de la isla.
A pesar de su tono y textura agradables, la popular “piedra de Jeju” no es adecuada para soportar la estructura de un edificio. Endurecidas mientras fluían, las rocas de lava son tan porosas que no pueden soportar cargas estructurales. Debido a esto, tanto en los edificios modernos como en los tradicionales se han utilizado principalmente para la decoración de paredes, vallas o patios, como un elemento atractivo que refleja el paisaje de la isla.
Neuljak es una típica casa de estilo Jeju de más de cien años de antigüedad remodelada en casa de huéspedes. Más conocida por su antiguo nombre, Casa de Piedra de Ham PD, la casa de huéspedes fue inaugurada por una pareja que se mudó a la isla en 2011.
El Museo de Arte representa la belleza de la piedra
Visto desde el cielo, el Museo de Arte Kim Tschang-yeul parece una colección de rocas cuadradas. Fue fundado en 2016 y se ubica en la Aldea de los Artistas de Jeoji en Hangyeong-myon. Al principio, el exterior lleno de hollín de los edificios parece indicar el uso de piedras negras, pero el revestimiento es en realidad hormigón visto acabado con una capa de pintura negra. Los visitantes que lo descubren a veces se preguntan: ¿Por qué molestarse en imitar la piedra nativa cuando el material original es tan abundante y disponible?
Las piedras volcánicas, como se explicó anteriormente, no son un material adecuado para las estructuras de grandes edificios. Tampoco son adecuadas para las paredes. Sin embargo, parece que el arquitecto deseaba imbuir al museo de arte de la “sensación” de la piedra de Jeju, que representa la esencia de la arquitectura local.
Esta presunta intención se evidencia en todo el recinto del museo: en la pared decorativa a lo largo de la entrada, construida como el muro de una fortaleza con piedras de basalto sin pulir; en las bajas cercas de piedras negras que se disponen alrededor de los edificios; y en los tejados completamente cubiertos de piedras
desgranadas. Incluso el mármol negro en el centro del estanque del patio central podría confundirse con roca volcánica.
La combinación de la imaginada presencia de rocas gigantes en las profundidades del suelo y el paisaje mundano de esta isla sembrada de omnipresentes piedras negras, se ha recreado con una estética contemporánea para ofrecer una imagen del “sueño primordial de la isla”.
Kim Dae-il, director de fig.architects, que diseñó VT Haga Escape en asociación con Eggplant Factory, explicó que usaron rocas de basalto en todas las villas para que los viajeros pudieran disfrutar del paisaje de una aldea local, incluso cuando estaban adentro.
Las casas comparten el calor de la piedra
El complejo VT Haga Escape, unas villas de vacaciones de lujo construidas recientemente en Aewol-eup, cuenta con una agradable variedad de paredes interiores y exteriores de roca volcánica en todas sus instalaciones. Las salas de estar ofrecen una agradable vista de las paredes de piedra que encierran un pequeño patio. Aquí los huéspedes pueden disfrutar de un momento de descanso y relajación contemplando la pacífica vista de las paredes del jardín bajo el cielo azul claro.
Si los edificios con vigas de hormigón también tuvieran paredes de hormigón en el patio, ¿querrían quedarse los visitantes? El arquitecto y el propietario habrán acordado crear un ambiente reconfortante con piedras antiguas y toscas, para que los huéspedes se sientan bienvenidos.
Mientras Haga Escape muestra la aplicación moderna de los muros tradicionales de piedra de Jeju, la Casa de la Piedra de Ham PD (recientemente rebautizada por el nuevo propietario como ‘Neuljak’, que significa “lento y relajado”), una casa de
huéspedes abierta en 2011 en Gujwa-eup, conserva la atemporalidad de las piedras que se han adherido a las paredes de la vivienda tradicional durante más de un siglo. Cómodo alojamiento para mochileros,esta casa de huéspedes se compone de tres edificios antiguos con marcos, paredes y patios que se mantienen intactos y con interiores renovados. Allí los invitados socializan felizmente, celebrando a menudo una pequeña fiesta por la noche. En este sentido, esta modesta casa de huéspedes puede recordar a uno a la casa de sus padres durante las vacaciones cuando se reunía toda la familia. Los propietarios originales, que esperaban transmitir el mismo sentimiento a sus invitados, son una pareja casada que “emigró” a la isla para establecerse en un pueblo que les diera una sensación de hogar, y por lo tanto querían preservar la forma original de la vieja casa.
A las personas que han encontrado en Jeju un nuevo hogar, ya sea por haber construido una casa nueva o renovado una antigua, les resultará difícil olvidar el paisaje que contemplaron sus ojos al aterrizar en la isla, con los muros bajos de piedras oscuras serpenteando por todas partes, y las brillantes rocas negras que cubren las playas. La cdora belleza de la piedra autóctona ha cobrado nueva vida en muchas formas diferentes en las salas de estar, dormitorios y patios de sus casas.