La típica manualidad artesana de hacer flores de papel con hanji teñidas de forma natural apenas se conserva. Como requieren mucho tiempo y dinero, en gran medida las flores de papel han sido reemplazadas por flores naturales. El Venerable Seokyong comenzó en este casi desaparecido arte en los ‘80, y se ha propuesto recrear todas las flores de papel que alguna vez adornaron las ceremonias budistas.
Cogollos de loto hechos con hanji, papel de morera tradicional, teñido con artemisa y texturizado con pequeños pliegues. Para hacer flores de papel tradicionales, el papel se colorea con tintes naturales, se humedece y se texturiza con técnicas de plisado, plegado, enrollado y tracción. Lo más difícil es el plisado, que imprime pequeños pliegues al papel presionando con un cuchillo afilado.
Las flores de papel, O Jihwa, se usaban mucho en el pasado como decoración en ritos budistas y chamánicos, y también en ceremonias reales. Asimismo, nunca faltaban en ritos de casas plebeyas como bodas y funerales. Hoy día, las flores de papel han sido reemplazadas en gran parte por flores frescas, que se cultivan durante todo el año en invernaderos, pero aún engalanan las grandes ceremonias de los templos budistas.
Las flores son un símbolo muy importante en el budismo. En un famoso episodio, el Buda Sakyamuni levantó una flor de loto y Mahakasyapa respondió con una sonrisa, mostrando comprender la sabiduría que Buda quería transmitir. En muchas escrituras budistas las flores representan el despertar, y en el contexto budista la palabra coreana jangeom (alamkaraka en sánscrito), que significa “adorno” o “gloria”, alude a decorar un templo con f lores para adorar a Buda. Después de todo, el oficio de hacer flores de papel comenzó en los templos budistas, pues cortar flores era considerado como quitar una vida.
Un monje budista lleva 40 años haciendo esta “magnífica y solemne” tarea como forma de práctica espiritual.Desde su primera exposición en 2008, el Venerable Seokyong se ha esforzado por dar a conocer al público en general esta artesanía tradicional. Sus habilidades y esfuerzos fueron oficialmente reconocidos cuando el arte de hacer flores de papel fue designado como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Provincia de Gyeonggi en 2017.
TEÑIDO NATURAL
Cualquiera que vea las f lores de papel del Venerable Seokyong por primera vez, exclamará por sus exquisitos colores y su ornamentada artesanía. Es arduo para las manos humanas crear tanta belleza, pues dicha tarea requiere de una perseverancia inquebrantable. Comenzando por la preparación de materiales, cada f lor requiere un laborioso proceso que suele demorar un año, por lo que el monje lo considera una práctica espiritual. El procedimiento incluye teñir el papel de morera tradicional con tintes naturales, doblarlo en pequeños pliegues para formar los pétalos, crear las flores con los pétalos y unirles un tallo de tiras de bambú.
El Venerable Seokyong hace una peonía con papel plisado. Reconocido por su habilidad y contribución a restaurar la artesanía tradicional durante cuatro décadas, fue incluido en el Patrimonio Cultural Inmaterial de la provincia de Gyeonggi en 2017.
Solo el pegamento tarda más de seis meses en fabricarse. El trigo integral o el arroz glutinoso se dejan fermentar en agua. La espuma que surge en la superficie se desnata continuamente y el agua se cambia una y otra vez de entre tres a seis meses, hasta eliminar todas las sustancias del grano y dejar solo el almidón. Luego todo el proceso se repite de nuevo para obtener un pegamento que evita que las polillas se coman el papel.
Yeongsanjae, o Ritual del Pico del Buitre, fue inscrito en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO en 2009, y generalmente se lleva a cabo de tres a cinco días. El Venerable Seokyong comienza a hacer f lores para este evento con un año y medio de antelación. “Al ver cómo las f lores de papel se queman tras cada rito, me digo: ‘Se acabó, lo dejo’. Pero antes de darme cuenta, ya estoy preparando el rito siguiente”, explica.
Teñir el papel es el primer paso. El monje utiliza plantas recolectadas y secadas durante el año anterior. El azul se obtiene del índigo, el rojo de madera de sappan, el amarillo de las gardenias, el verde de la artemisa y el violeta de las uvas silvestres y del gromwell de raíz roja. En tanto, el amarillo pálido se extrae de las cebollas y el rojo brillante del cártamo. Los tintes índigo y cártamo son los más difíciles de lograr. El arte de teñir el índigo, que precisa un complejo procedimiento de fermentación, hasta fue designado como Patrimonio Cultural Inmaterial Importante de Corea. Al margen del proceso, los colores se adquieren sumergiendo repetidamente el papel en el tinte y secándolo.
“Normalmente teñimos el papel en primavera. Puede hacerse cuando haga falta, pero cuando seca perfectamente es en marzo y abril”, explica el monje.
HUMEDECER Y PLISAR
La parte crítica del proceso es controlar el nivel de humedad del pael antes de doblarlo en pétalos de flores. Si está demasiado seco, los pequeños pliegues de los pétalos se deshacen fácilmente, y si está demasiado húmedo el papel es difícil de doblar. El procedimiento que el Venerable Seokyong llama “alimentar la humedad” puede parecer simple, pero requiere de gran sensibilidad en las manos cultivada con muchos años de experiencia. Para tratar el papel, se empapa una toalla en agua, luego se escurre y se extiende y se coloca un trozo de hanji encima. Así, toallas y hojas de papel se van alternando en una pila que se envuelve en plástico y se almacena en una habitación cálida durante un par de horas. Luego, se palpa el papel para ver si está listo para el plisado. Las f lores hechas con hanji tan cuidadosamente humedecidas pueden durar décadas sin perder la forma.
“No puedes doblar flores si llueve. Si tuvieras que hacerlo, debes encender la calefacción para reducir la humedad. Y en verano, usar un ventilador eléctrico puede secar demasiado el papel, pues el hanji es extremadamente sensible a la humedad. Su estado ideal es algo rígido”, detalla el Venerable Seokyong.
Las flores que elabora con mayor frecuencia se usan para decorar el altar budista: peonías arbóreas, peonías herbáceas, crisantemos y flores de loto. En términos seculares, las peonías simbolizan riqueza y prosperidad, pero en el contexto sagrado son símbolo de la mente búdica, del corazón misericordioso y la compasión. Por eso decoran la parte superior del altar con peonías, la parte media con crisantemos y las míticas f lores de loto blanco (pundarikaen sánscrito; darihwa en coreano), y la inferior con flores de loto.
El primer paso para hacer los pétalos es crear finas arrugas en el papel teñido plisándolo, doblando, enrollándolo y tirando de él. La técnica más difícil es el plisado, que consiste en presionar el papel delgado con un cuchillo afilado. Esta tarea requiere concentración total: con demasiada presión, el cuchillo corta el papel.
Hacer flores de papel requiere varios tipos de cuchillos, punzones y martillos. Los tallos de bambú o tiras de trébol se hacen con martillos y cuchillos en forma de pez, y los pétalos de crisantemo se fijan con un punzón.
“Una vez, un visitante me preguntó dónde vendían el papel finamente plisado”, recuerda el monje. “Pero si recurriera a una solución fácil como usar papel prefabricado, sería imposible que las f lores parecieran reales entre la naturaleza. Tras largas horas doblando papel siento dolor en cada articulación de mis dedos, pero repito todos y cada uno de los pasos como una práctica espiritual”.
RECUPERAR LA TRADICIÓN
Se dice que si se conservan adecuadamente estas flores de papel duran más de mil años, pero hoy quedan pocas. Como suelen quemarse después de cada ceremonia, no hay forma de recuperar la historia de esta manualidad artesana. Tampoco se describe su procedimiento en la literatura histórica. En la década de 1980, el Venerable Seokyong aprendió a hacer algunos tipos de flores de papel con métodos tradicionales apenas transmitidos en un templo. Su maestro fue el Venerable Chungwang, quien sirvió en el Templo Guin, sede de la Orden Cheontae del Budismo Coreano, ubicado en Danyang, provincia de Chungcheong del Norte.
Posteriormente, el Venerable Seokyong viajó por todo el país para aprender de un puñado de artesanos vivos para recuperar los métodos tradicionales de hacer flores de papel. En paralelo, se basó en pinturas de flores de papel de os históricos de los períodos Goryeo y Joseon. Las flores de papel se ven con mayor frecuencia en las pinturas budistas, especialmente en las pinturas del ritual del néctar, dedicadas a las almas del inframundo para su renacimiento en la Tierra Pura de la Máxima Felicidad. Basado en pinturas que representan flores de papel con una precisión relativamente alta, ha recreado muchas especies diferentes. Hasta donde él conoce, creaban hasta 60 especiesdistintas, de las cuales él conservó unas 25, y considera su misión buscar y restaurar el resto.
Esta pieza representa el Mundo de Repositorios de Loto de Vairocana, la tierra dichosa de Buda. Para lograr una representación realista de las flores de loto, el Venerable Seokyong una vez pasó cuatro días seguidos viendo flores abrirse y marchitarse.
“Arreglo en forma de abanico de Bulduhwa.” 220 ×180 cm.Muestra tradicional de flores de papel donde el número de flores aumenta progresivamente hacia arriba. Bulduhwa (literalmente “cabeza de Buda”), una especie de hortensia, florece en árboles que suelen estar en terrenos de templos budistas, en torno al cumpleaños de Buda.
“Arreglo de peonías en forma de cono.” 200 × 85 cm.Ramo de peonías que recrea las flores de papel representadas en la pintura del ritual del néctar del templo Yakusenji, prefectura de Hyogo, Japón. Pintado en corea en 1589, a mediados de la era joseon, es la pintura más antigua existente del ritual del néctar.
De los diversos materiales de referencia que el monje ha recopilado para este fin, destaca una fotografía en blanco y negro de un libro sobre Corea publicado hace un siglo.
“A mediados de la década del 2000, cuando era monje superior del templo Gogwang de la orden Cheontae, en Copenhague, viajé a Suecia”, recuerda. “Y en una librería hallé ‘I*Korea’ [Elanders Boktryckeri Aktiebolag,1912], escrito por William Anderson Grebst, un periodista que visitó Corea a finales del periodo Joseon. Sentí gran felicidad al hallar en el libro una foto de peonías hechas con papel finamente plisado”.
El Venerable Seokyong ha trabajado mucho para mostrar la artesanía tradicional de las flores de papel al mundo, y ha realizado exposiciones en Dinamarca, Canadá, Japón, Bélgica y Estados Unidos. En junio de 2014, cuando participó en el Charles County ArtsFest en Maryland, EE. UU., habilitó un espacio para que los lugareños intentaran crear sus propias flores de papel que tuvo mucho éxito. En julio de 2017, exhibió más de 30 obras en “Korea Art & Soul”, un festival anual patrocinado por la Fundación de Artes Culturales Coreano-Americanas. El público quedó entusiasmado con un magnífico arreglo en forma de abanico de dos metros de altura y otro en forma de cono con más de 250 flores.
“Peter Murphy, presidente de la Junta de Comisionados del condado de Charles, se acercó a mí en ArtFest y comentó lo impresionado que estaba con mi trabajo. Luego, sacó su placa de comisionado del condado de su solapa y la puso en mi bata. Todos los reporteros se quedaron bastante sorprendidos”, explica.
Actualmente, el Venerable Seokyong tiene un taller en un edificio alquilado en Icheon, provincia de Gyeonggi. Aunque desde que este arte fue reconocido oficialmente como patrimonio cultural provincial, cuenta con las condiciones mínimas para formar alumnos pero sus circunstancias como artesano aún dejan mucho que desear. “Solo espero tener un lugar estable donde poder centrarme en mi arte y que muchos puedan venir a aprender el oficio”, concluye.
Lee Jung-eunCEO, Cheyul
Ahn Hong-beomFotógrafo