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2020 SPRING

Cruzar la brecha de género

Ante la eclosión del movimiento #MeToo en Corea, no sorprendió mucho que la novela Kim Ji-young, nacida en 1982 y su adaptación cinematográfica tuvieran buena acogida entre ciertas audiencias. Pero a la vez crearon sentimientos encontrados en la sociedad coreana, incluida la industria del cine.

La novela Kim Ji-young, nacida en 1982 dio voz al movimiento #MeToo de Corea en otoño de 2016. Su disección sobre cómo la discriminación de género frustra a las mujeres coreanas desde el nacimiento hasta la maternidad resonó en muchos grupos demográficos. Sin embargo, al mismo tiempo promovió la misoginia y la crítica instintiva. Si avanzamos rápidamente tres años, observamos que la cruda dicotomía de reacciones se mantiene tras proyectarse la adaptación cinematográfica.

De best-seller a película

Portada de la novela Kim Ji-young, nacida en 1982 de Cho Nam-joo, publicada en 2016 por Mineumsa, integra una serie de obras destacadas de jóvenes escritores. Se convirtió en éxito de ventas y creó un acalorado debate sobre feminismo. Traducida a muchos idiomas, ha captado la atención internacional.
Mineumsa

A pesar de la reacción antifeminista, la versión cinematográfica de “Kim Ji-young” debutó como número 1 en la taquilla coreana en octubre de 2019, algo nada sorprendente dada la recepción del libro, que a finales de 2018 había vendido un millón de copias. Fue una hazaña inusual, pues los coreanos no son conocidos por ser ávidos lectores. Y cuando el libro no era comprado, era prestado. Así, “Kim Ji-young” lideró la lista de libros favoritos en 2018 y 2019, según la Biblioteca Nacional de Corea.

La guionista de televisión Cho Nam-joo solo tardó dos meses en escribir este best-seller. Su historia abordaba los problemas sexistas y de género, tanto implícitos como explícitos, que acechan en el hogar, la escuela, el trabajo y las zonas públicas. El libro también se convirtió en superventas en China, Japón y Taiwán, y los derechos de publicación se vendieron a Estados Unidos y otros países europeos.

El personaje principal Ji-young (nombre coreano femenino muy común) no elimina las injusticias, como hicieron algunas protagonistas femeninas de Hollywood. Su personaje principal es una mujer de 30 y tantos años que deja su trabajo para quedarse en casa y criar a su hija. Pero cuanto más cansada se siente de estar atada al hogar, Ji-young recuerda que ella creció con muchos sueños, y que recientemente estaba ascendiendo en su carrera profesional.

Sin embargo, los recuerdos de Ji-young no son del todo optimistas. Cuando era niña, su hermano menor y sus compañeros de clase recibían primero la comida solo por ser chicos. También fue acusada de “atraer” a un acosador en su adolescencia, y posteriormente fue víctima de una cámara oculta instalada en el baño de su lugar de trabajo por un depredador sexual. Un día, un transeúnte la ridiculiza sin venir a cuento mientras ella toma un café en un banco del parque con su bebé, aludiendo a cómo “gasta cómodamente el dinero de su esposo”.

Las experiencias de Ji-young han logrado un fuerte eco porque ella representa a la hija, madre, hermana, esposa y vecina coreana promedio. Ella sufre su indignación en silencio. Para Ji-young y para muchas otras Ji-youngs en toda Corea, esos abusos son simplemente parte de su vida cotidiana, y el hecho de reflejar un problema común lo hace tan convincente. “La vida de Ji-young no es muy diferente a la que yo he vivido”, afirma Cho.

Frustraciones comunes

En la película, el tierno esposo de Ji-young (Gong Yoo, quien también interpretó al padre protector en la película de zombis “Train to Busan”) percibe que el estado de ánimo de su mujer es cada vez más depresivo e irascible. Él hace todo lo posible por apoyar a su esposa, hasta que finalmente comprueba que padece un trastorno emocional.

Corea continúa gobernada en gran medida por normas sociales patriarcales. El Foro Económico Mundial clasificó al país en el puesto 108, de entre 153 naciones, en su índice ‘Brecha de género global 2020’ (siendo el primer lugar el más equitativo en temas de género). El informe de 2013 de la Oficina de Naciones Unidas contra la droga y el crimen refleja que Corea posee uno de los ratios más elevados de víctimas de homicidio entre mujeres y hombres, con un 52,5 por ciento.

Pero incluso antes de que estallaran los movimientos #MeToo y #TimesUp en Estados Unidos, por las acusaciones de acoso sexual contra el magnate de Hollywood Harvey Weinstein, en Corea comenzaron a surgir unas protestas feministas a nivel nacional sin precedentes. Meses antes del lanzamiento del libro de “Kim Ji-young, nacida en 1982”, una joven fue asesinada por un extraño en una sala de noraebang (karaoke), cerca de la estación de metro de Gangnam. Durante el juicio, el acusado indicó que su motivación en el crimen derivaba de haber ignorado por las mujeres. Los ciudadanos decoraron la estación de metro con decenas de miles de post-it amarillos en respuesta a ese crimen misógino.

Posteriormente, en mayo de 2018, más de 12.000 niñas y mujeres se manifestaron contra la discriminación y la violencia de género en la estación de metro Hyehwa, en Seúl. Dicha convocatoria surgió poco después de que varias estrellas del pop de alto perfil se vieran envueltas en un escándalo pornográfico de “cámara espía”, tras la filmación y distribución sin consentimiento de vídeos de encuentros sexuales.

Exposición tardía

Escenas de la película homónima lanzada en octubre de 2019, el primer largometraje de la directora Kim Do-young. El anuncio de la adaptación cinematográfica reavivó un ferviente debate sobre temas de género.
Lotte Entertainment

La exhibición de una película que abordaba cuestiones de género fue postergada en el cine coreano convencional, principalmente porque los ejecutivos del sector tenían miedo a posibles reacciones negativas. Y sus preocupaciones no estaban fuera de lugar: la actriz Jung Yu-mi, al ser elegida para el papel de Ji-young, recibió gran cantidad de comentarios de odio en las redes sociales. También circuló una petición para frenar la película y los portales web fueron bombardeados con malas calificaciones sobre la película, incluso antes del lanzamiento.

Los críticos con el libro y la película alegan que ofrece una perspectiva distorsionada, generalizada y sexista de los hombres, y que sirve para avivar los conflictos de género. Algunos incluso afirman que la película es una fantasía femenina y que la protagonista es una persona egocéntrica y autocomplaciente.

Pese a todo, los efectos de la película ya se han dejado notar, en gran parte porque Corea es uno de los países con más espectadores del mundo. Los medios de comunicación citan a “Kim Ji-young” en múltiples historias sobre la brecha de género respecto al desempleo, y en cómo esa tasa aumenta del 2% al 28% después del matrimonio. En diciembre de 2019, el Ministerio de Igualdad de Género y Familia anunció planes para que las mujeres puedan reincorporarse al mercado laboral tras un permiso por crianza y maternidad. Muchos periodistas atribuyen esos avances al “efecto Kim Ji-young”.

Por último, cabe destacar que la versión cinematográfica de “Kim Ji-young” fue dirigida por la actriz y cineasta Kim Do-young. Al igual que en Hollywood, la industria cinematográfica coreana está lejos de lograr la igualdad de género tras la cámara. Kim es una de las pocas mujeres que han tenido la oportunidad de dirigir una película relevante para el país. De hecho, la tasa de participación de mujeres en la industria fílmica coreana solo superó el 10% por primera vez en 2018, según el Consejo de Cine de Corea. Se espera que “el efecto Kim Ji-young” ayude a cambiar tan profunda y arraigada tendencia.

Lee Hyo-wonEscritor independiente

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