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2016 WINTER

ENTREVISTAChoi Byong-hyon:

 

Recuperando a los héroes de los clásicos coreanos

El profesor Choi Byong-hyon compara la traducción al inglés de antiguos clásicos coreanos con “nadar sin agua y luchar sin un enemigo”. La batalla solitaria del traductor durante décadas ha ganado reconocimiento al publicar sus trabajos en prestigiosas universidades en Estados Unidos. Con su premio anual de 2016, la Academia Nacional de Ciencias reconoció su esfuerzo por crear textos esenciales para los programas de estudios coreanos en el extranjero.

El profesor Choi Byong-hyon, director del Centro de Globalización de Clásicos Coreanos,continúa traduciendo clásicos coreanos al inglés para paliar la falta de obrasdisponibles en este ámbito.

Algunos dicen que ser invisible es el destino del traductor en su vida. Se considera una virtud profesional: toda la atención debe recaer en la obra original. A veces el traductor adquiere protagonismo, como se pudo ver recientemente cuando La vegetariana de la novelista surcoreana Han Kang recibió el Premio Internacional Man Booker de 2016. El galardón fue otorgado a Han y a su traductora británica Deborah Smith, pero quienes trabajan en los clásicos pasan desapercibidos.

“Sin aviso previo, sin un nombre”, es como describe la situación el profesor Choi Byong-hyon. Trabajando solo en su oficina de la Universidad de Honam en Gwangju, en los últimos veinte años ha traducido sin hacer demasiado ruido algunos destacados clásicos coreanos: Libro de correcciones: reflexiones sobre la crisis nacional durante la invasión japonesa de Corea 1592-1598 (Jingbirok), Admoniciones sobre cómo gobernar al pueblo: manual para todos los administradores (Mongmin simseo) y Los anales del rey Taejo: fundador de la dinastía Choson [Joseon] de Corea (Taejo wangjo sillok).

Poeta, novelista, traductor

“Si no hubiera trabajado como profesor en una universidad regional, todo esto hubiera sido imposible”, afirma Choi. “Estaba tranquilo. Nadie me molestaba. Mi oficina era hermosa. Tenía una vista encantadora del bosque que había alrededor. Se podría decir que precisé un largo tiempo, aunque en cierto sentido también se hizo corto. De todos modos, luché con esos textos durante todos esos años y el año pasado me retiré [de la universidad]”.

A pesar de la serenidad de sus palabras y la mirada de paz en su rostro, producir esos masivos volúmenes no fue una tarea fácil.

El libro de las correcciones (Universidad de California, Berkeley, 2002) es una memoria de guerra escrita por el erudito de la dinastía de Joseon y consejero principal de estado Ryu Seong-ryong, que estuvo al frente de los asuntos de estado durante las invasiones japonesas de finales del siglo XVI. Su traducción tardó cuatro años en completarse.

La segunda obra, Admoniciones sobre cómo gobernar al pueblo (University of California Press, 2010) fue escrita por el alto funcionario y académico Jeong Yak-yong. Es un manual para funcionarios locales que contiene ejemplos de corrupción y trata diversos temas como los impuestos, la justicia y la lucha contra el hambre. Completar la traducción de este trabajo de más de mil páginas le llevó diez años.

Jeong Yak-yong habitó durante tanto tiempo en la cabeza y el corazón de Choi que durante una conferencia conmemorativa que dio en Gangjin, lugar en el que Jeong escribió el libro durante sus 18 años de exilio, el traductor tuvo una visión del erudito de Joseon sentado entre el público, vestido con un abrigo tradicional. “Fue una experiencia extraña”, recuerda Choi, preguntándose por ello incluso ahora. Para su traducción, que requirió 10 años de esfuerzo, Choi recibió una subvención de 20 millones de wones (alrededor de 17.500 dólares).

La publicación más reciente, Los anales del rey Taejo (Harvard University Press, 2014), es la historia oficial del general Yi Seong-gye del siglo XIV, fundador de la dinastía Joseon. Esta traducción le llevó cuatro años.

Además de trabajar con los textos originales, Choi escribió amplias notas a pie de página para ayudar a los lectores a entender las obras. Había innumerables nombres de oficinas y cargos gubernamentales difíciles de comprender incluso en coreano, por lo que tuvo que encontrar sus equivalentes en inglés. Internet ofrecía poca información útil.

Llegados a ese punto, uno sólo puede preguntarse en primer lugar por qué decidió emprender este camino.

En aquel momento Choi tenía un trabajo estable como profesor de literatura inglesa en la universidad de Honam y también era un reconocido poeta y novelista. Su primera colección de poesía, Piano y geomungo, escrita en inglés a los 27 años mientras estudiaba en la Universidad de Hawái, ganó el premio Myrle Clark de Escritura Creativa en 1977. Su novela Lenguaje, redactada en coreano, obtuvo el premio literario Hyun Jin-geon en 1988.

Cuando escribió Lenguaje, Choi estudiaba un máster en literatura inglesa en la Universidad de Columbia, un tiempo que él describe como el más difícil de su vida. Mientras cumplía su deber de completar el servicio militar obligatorio en la década de 1970, pasó una semana de rodillas como castigo por votar en contra de la Constitución Yushin del gobierno dictatorial, y sufrió la investigación de su familia y otras personas de su entorno. Cuando se marchó a estudiar al extranjero se juró no volver nunca jamás. En Estados Unidos se vio sometido a todo tipo de influencias nuevas. En los años ochenta el deconstruccionismo estaba en pleno auge. Choi empezó a preguntarse: “¿Por qué el lenguaje nunca ha sido el personaje principal de una novela?” Y a través del lenguaje comenzó a deconstruir todo lo que había conocido hasta ese momento. La “novela poética” resultante presenta los ritmos del pansori tradicional y del rap moderno. Sus personajes principales, llamados Sa Il-gu (19 de abril), Oh Il-yuk (16 de mayo) y Sam Il (1 de marzo), son símbolos textuales de los principales movimientos de resistencia en la historia moderna de Corea. “Lenguaje” fue la síntesis de muchas de las ideas de Choi sobre la política, el lenguaje y la literatura.

Choi visionó la idea de unir Oriente y Occidente, como sugiere en el título “Piano y geomungo”. Uno de sus poemas en la colección, “Confesión”, contiene la línea: “Por qué elegí el camino que no puedo contar”.

“Pensé que iba a integrar la literatura inglesa con la literatura mundial”, dice. “No sabía que al final tomaría la forma de traducción de clásicos”.

Elección de los textos a traducir

En 1997 Choi fue invitado a impartir clase todos los sábados en el campus de Corea de la Universidad de Maryland. “Enseñaba literatura inglesa por la mañana y literatura coreana por la tarde. La literatura inglesa era relativamente fácil porque había muy buen material, pero la literatura coreana era difícil. Fue tedioso, porque no había textos disponibles en inglés”, recuerda. “Así que para cada una de las clases empecé a traducir parte de los textos que quería usar, como por ejemplo Pahanjip (Colección de escritos para disipar el ocio) de la literatura de la época de Goryeo.

Más tarde, mientras enseñaba literatura coreana en la Universidad de California en Irvine como académico del programa Fulbright, se topó con el mismo problema. Una de las creencias de Choi sobre el aprendizaje es que debe aplicarse de forma práctica y parece que fue eso lo que le condujo a lo que él llama su “destino manifiesto”.

“Comprendí lo que tenía que hacer: literatura inglesa no por la materia en sí misma, sino más bien con el objetivo de usarla como trampolín para dar a conocer la cultura y la historia de Corea en todo el mundo. Y tan pronto como empecé a pensar de ese modo, comencé a atormentarme”, dice Choi con una triste sonrisa.

A la hora de seleccionar los textos para traducir, Choi decidió que lo más importante era transmitir la voz del pueblo coreano. Luego estableció dos principios: temas locales y universales; y contenidos que fueran atemporales y temporales. De este modo, su primera elección fue el “Libro de correcciones”, que muestra la sabiduría de un líder en un momento de crisis nacional y aporta lecciones a las generaciones futuras. En el momento en que estaba traduciendo el libro, Corea y otros países se tambaleaban por el impacto de la crisis financiera asiática. A finales del siglo XVI la gente no entendía por qué Hideyoshi invadió Joseon. Lo mismo sucedió con la crisis financiera de 1997. Nadie comprendió realmente por qué ocurrió. En ambos casos la gente estaba demasiado ocupada echando a otros la culpa. Era el texto perfecto”, expone Choi, para justificar su elección.

La traducción de este libro y de los siguientes fue, en palabras de Choi, “como nadar sin agua y luchar sin un enemigo”. Cada uno de los trabajos presentó arduas dificultades.

La búsqueda de los héroes de Corea parece ser para Choi otro principio de referencia en la traducción de los clásicos. Al tratar de “revivir directamente la voz de nuestros antepasados” ha dado vida a Ryu Seong-ryong, a Jeong Yak-yong y al rey Taejo para un público internacional, y espera atraer la atención de muchos otros. En Corea éstas son figuras históricas populares cuyas vidas han sido reproducidas a menudo en películas y series de televisión. “Ellos eran personas enfocadas en unos valores y metas, hombres con una misión”, comenta. Estos clásicos coreanos pueden no tener el romanticismo y la emoción de la “Ilíada” o la “Odisea”, pero en ellos brilla un espíritu que Choi define como integridad.

“Comprendí lo que tenía que hacer: literatura inglesa no por la materia en sí misma, sino más bien con el objetivo de usarla como trampolín para dar a conocer la cultura y la historia de Corea en el mundo. Y tan pronto como empecé a pensar de ese modo, comencé a atormentarme”.

La misión que se impone a sí mismo

Como director del Centro de Globalización de los Clásicos Coreanos, quiere hacer famosos también fuera del país a los héroes de Corea. Afortunadamente todas sus traducciones han sido publicadas por editoriales universitarias de prestigio en Estados Unidos al satisfacer con éxito las rigurosas normas que imponen. Gracias a los sistemas de distribución y a la influencia de las universidades, estos libros se encuentran ahora en bibliotecas universitarias de todo el mundo y son textos de lectura obligatoria en todos los programas de estudios coreanos.

Los libros también han causado un impacto silencioso en el país al aumentar la conciencia sobre la necesidad de fomentar el trabajo en los clásicos. En 2014 se pidió a Choi que dirigiera el -hoy desa­parecido- Centro de Traducción de Clásicos Coreanos de la Universidad de Corea. Allí trabajó con un equipo de académicos sobre el Discurso del aprendizaje del norte (Bukhakui) de Park Je-ga, que se publicará en 2017. Este año el Grupo Poongsan le pidió que escribiera una biografía del autor del Libro de correcciones, Ryu Seong-ryong, ya que es un antepasado directo del fundador del grupo. Aunque todavía no se ha escrito, la biografía ya tiene título: “Ryu Seong-ryong, heroico ministro de Corea”.

¿Heroico en qué sentido?, podríamos preguntarnos. “¿Cómo puede un académico y oficial ser un héroe?” Choi responde: “El concepto de héroe es diferente entre Oriente y Occidente. En Occidente el héroe es un guerrero. En Oriente, el héroe es un erudito, el ideal confuciano del “hombre superior” (gunja en coreano o junzi en chino). El verdadero valor de un héroe reside en el poder espiritual”.

El nuevo libro se escribirá en inglés. Gracias a su trabajo y un total de 18 años estudiando y viviendo en Estados Unidos, Choi se siente tan cómodo con el inglés como con el coreano. Quizá más con el inglés porque, según dice, tiene un sabor propio, “esa particular limpieza”. Lo bueno de sus traducciones es que son fáciles de leer. En un inglés maravillosamente claro, logra convertir en accesibles fuentes primarias que en realidad son más bien desalentadoras en sus versiones originales en chino o en coreano. Esta claridad se basa en la experiencia de Choi en los temas a cubrir que abarcan diferentes materias, desde la política, la guerra y el confucianismo hasta la agronomía, la geografía y las artes.

Dedicado a la enseñanza de la literaturainglesa durante los últimos 20 años, ChoiByong-hyon ha logrado traducir algunosclásicos importantes como Los Anales delRey Taejo: Fundador de la Dinastía Chosonde Corea, Admoniciones sobre el Gobiernodel Pueblo: Manual para Todos los Administradores,El arte de la primera cartografíacoreana y El libro de las correcciones:Reflexiones sobre la crisis nacional durantela invasión japonesa de Corea 1592-1598. Sinduda se trata de valiosos recursos para losalumnos de estudios coreanos.

Cada año, a medida que se acerca octubre, crece la expectación en Corea a la espera de que se anuncie el ganador del Premio Nobel de Literatura. Sin embargo, en lugar de enfocar toda la atención en el elusivo Premio Nobel, Choi aboga por un cambio en el perfil del país a nivel internacional a través de la globalización de sus obras clásicas. “Si van a otorgar un premio a Corea por una obra literaria moderna, primero querrán conocer las raíces del país”, argumenta.

El género de la biografía es un paso en esa dirección. Uno de sus modelos es la biografía de John Adams, por David McCullough. Esto puede interpretarse como un alejamiento de la traducción clásica por parte de Choi, pero tras haber “puesto la primera piedra” espera que muchos otros asuman el trabajo. Es una tarea difícil. La financiación para la traducción clásica es limitada y se necesita un conocimiento profundo de los estudios clásicos de China y Corea. También exige años de duro trabajo sin reconocimiento. En resumen, requiere un sentido altruista de misión.

Esto puede sonar como el idealismo de la torre de marfil, pero Choi cree que hay gente “como la sal, como las flores ocultas en las montañas” que trabaja duro en algún lugar del país. “Tenemos que transmitir luz a esas personas”, dice. Como con el lema de Choi, “sin aviso previo, sin un nombre”, el reconocimiento será bienvenido si llega, pero esto puede tomar mucho tiempo. Choi esperó feliz. “Soy como [el antiguo estadista chino] Jiang Taigong, que pasó sus años en el exilio pescando sin anzuelo, esperando a que alguien fuera a buscarle”, dice. Habla de un lapso de tiempo de nada menos que mil años. Si el reconocimiento no llega en esta vida, quizás lo hará en la posteridad.

Afortunadamente, la espera de Choi no fue de un millar de años sino mucho más breve. Además de ser aclamado por su trabajo en el extranjero, en septiembre de este año fue designado como uno de los seis ganadores de los premios de la Academia Nacional de Ciencias. Él considera este galardón una forma de reconocer por derecho propio la traducción como un campo de estudio académico. Su esposa, que fue invitada a subir con él al atril para recibir el premio, se complace de que haya tenido recompensa ese silencioso esfuerzo realizado durante las últimas décadas. Lo mismo se puede decir de sus hijas en Estados Unidos, que le enviaron un Kindle para que almacenara cómodamente la gran colección de libros que precisa para su trabajo. Ahora ya no le gusta salir de casa sin él.

Cho Yoon-jungEditora adjunta de Koreana; Profesora de la Escuela de Posgrado de Traducción e Interpretación, Universidad Femenina de Ewha
Ahn Hong-beomFotógrafo

 

 

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