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2017 AUTUMN

Compartir casa une a los extraños

El concepto de compartir casa va en aumento por su creciente atractivo. Antes se ajustaba a la idea de compartir vivienda temporalmente entre universitarios o bien entre oficinistas que deseaban ahorrar gastos al tiempo de gozar del apoyo emocional de vivir con sus colegas. Compartir hogar también era contemplado como un tipo de bienestar alternativo para los ancianos, pues ofrece una opción para paliar los problemas de vivir en soledad. No obstante, compartir casa entre extraños con un contrato formal refleja elactual, cuyos efectos generan impacto en el mercado de la vivienda.

“86” Los inquilinos de una casa compartida en Dapsimni, Dongdaemun-gu, Seúl pasan tiempo en la sala de estar común. Esta casa, dirigida por Sharehouse WOOZOO, una agencia de vivienda compartida, está bien dividida en espacios privados y compartidos.

Kim, oficinista de unos veinte años, vive en una casa compartida o “share house”, como se conoce más popularmente. Ha vivido en Seúl durante dos años y parece estar muy satisfecho con dicha fórmula.

¿Qué le parece? No podría pintarlo con colores más brillantes. “Me gusta porque hay alguien que me recibe casi como si fuera de mi familia cuando llego a casa. No tengo ni idea de cómo es en otras casas; pero aquí la gente se lleva bien entre ellos”, afirma. Y añade: “A veces salimos juntos para tomar algo o ver alguna película. Puedo disfrutar de la privacidad en mi propio espacio y encontrar estabilidad emocional en compañía de otros en nuestro salón o en la cocina.

Un nuevo estilo de vivienda

En base a las proyecciones sobre tipos de vivienda de Estadísticas de Corea 2015-2045, el número de hogares unipersonales en el país registró unos 5,3 millones en 2016, aproximadamente un 28 por ciento de todos los hogares. Dicha cifra representa un aumento de más de 1,5 veces respecto a 2006, cuando sólo había 3,38 millones de hogares unipersonales. En un informe titulado “Los efectos socioeconómicos de los cambios en la estructura de los hogares”, el Instituto de Investigación de Seguros de Corea predice que el porcentaje de hogares unipersonales alcanzará un enorme 36,3 por ciento en 2045.

Así, los neologismos honsul (beber solo) o honbap (comer solo), inéditos en la gregaria cultura de Corea hasta los últimos años, se han convertido en tendencia por el enorme incremento de los hogares unipersonales. En consecuencia, una tendencia sobre la vivienda también ha surgido para adaptarse a ese crecienteen solitario. Las casas compartidas han captado cada vez más atención durante los últimos años, junto con el aumento de popularidad de los pequeños apartamentos o estudios (officetels).

La tendencia demográfica ha impulsado el fenómeno de compartir vivienda como opción para enfrentarse a los alquileres altos, y también superar la soledad y los inconvenientes de vivir solo. También reduce la carga económica porque comparten las facturas de los servicios públicos, mantenimiento y otros gastos básicos. Tras superar una entrevista de selección, pueden disfrutar de una vida de mejor calidad de vida a un coste muy inferior del que tendrían que soportar solos.

En una casa compartida cada persona dispone de una habitación privada. Pero todos usan la sala de estar y la cocina. En muchos casos, dos personas comparten habitación como compañeros de cuarto, colgando una cortina entre sus camas para dar apariencia de privacidad. A diferencia de las casas de huéspedes, donde los propietarios alquilan algunas habitaciones a los visitantes, los inquilinos de una casa compartida se encargan de la limpieza y el mantenimiento por su cuenta.

Ventajas y desventajas

Otro oficinista de unos 30 años, también de apellido Kim, vive en una casa compartida en Itaewon, Seúl y afirma: “Nunca me he sentido solo desde que vine a vivir aquí”. Él considera que es bueno para su salud mental estar siempre rodeado de gente. No en vano, en su casa compartida viven hasta ocho hombres.

“Hemos congeniado tan bien que podemos abrir nuestros corazones con el resto”, recalca. “Cabría preguntarse si resulta aburrido vivir solo con hombres. Pero es mucho mejor de lo que esperaba. De hecho, no puedo imaginar qué vendrá luego. “Al compartir casa con otras personas que han llevado vidas muy distintas, puedo aprender muchas cosas nuevas a través de experiencias de primera mano”, explica.

Al compartir vivienda en Sangdo-dong, en el Distrito de Dongjak de Seúl, los compañeros de piso, todos varones estudiantiles, coincidieron en que es bueno tener a alguien cerca a quien decir: “Te veo luego al salir” o “Estaré en casa cuando llegues”. Les da tranquilidad saber que hay alguien con quien podrán hablar al llegar a casa como si fuera de la familia.

No obstante, algo bueno también puede tener sus desventajas. Es bueno rodearse de personas de ideas afines; pero puede resultar incómodo vivir con otros que tengan ideas o estilos de vida muy diferentes. Algunos no quieren que otras personas toquen sus pertenencias, mientras que los hay que alzan la voz por pequeñas cosas.

Kang, una mujer de veintitantos años que vive en una casa compartida en Sinchon, Seúl, afirma que los conflictos innecesarios son el mayor inconveniente del sistema de vivienda compartida. Se siente mal cuando descubre que algo ha desaparecido de la nevera, o cuando tiene que limpiar la casa porque alguien más ha descuidado su deber, asegura. A veces la gente se ofende y se generan discusiones cuando alguien no cumple con sus responsabilidades, agrega. Para evitar esos problemas, algunas casas compartidas aceptan sólo personas con intereses similares.

Los inquilinos de una casa compartida en Seongsu-dong, en Seúl, se reúnen una vez al mes para evitar conflictos innecesarios y aprender a convivir y entenderse mejor. Tras la reunión mensual, abren sus corazones entre aperitivos y bebidas. O a veces hasta ponen dinero y hacen una fiesta.

Los neologismos honsul (beber solo) o honbap (comer solo), inéditos en la gregaria cultura de Corea hasta los últimos años, se han convertido en tendencia por el enorme incremento de los hogares unipersonales.

Emergente tendencia de mercado

Ante el aumento de casas compartidas, considerado como un nuevo negocio del sector, surgen nuevas empresas para aprovechar el mercado potencial de aquellas personas que desean compartir vivienda. El fenómeno de las viviendas compartidas comenzó a tomar fuerza en la segunda mitad de 2012, como parte de la llamada “economía colaborativa”. Una de las compañías que surgió por aquel entonces, WOOZOO, gestiona actualmente un total de 52 casas compartidas en 13 zonas de Seúl.

Los inquilinos colocan sus horarios en el tablón de anuncios para minimizar inconvenientes.

En base a los datos ofrecidos por dicha compañía, unas 7.000 personas han solicitado una plaza en las casas compartidas que gestiona WOOZOO; más de 300 han vivido en ellas, y aproximadamente un 75 por ciento de los inquilinos ha renovado su contrato. Un hombre de unos 30 años que trabaja en el sector servicios vivió en una casa compartida que regentaba su empresa durante más de dos años. Ahora, no duda al afirmar: “Quiero vivir aquí hasta que me echen”.

Las preferencias de vivienda difieren de persona a persona. Conscientes de ese factor, las casas compartidas adoptan dos estilos, coreano y occidental, y los constructores ofrecen diseños de interior únicos. Eso permite que cada uno elija las viviendas a su propio gusto. Así, las casas compartidas de estilo coreano (hanok) son muy populares entre los residentes extranjeros.

Estos días, muchos apartamentos nuevos toman ideas a partir del concepto de compartir casa para satisfacer los distintos gustos y necesidades, ya que las casas compartidas han surgido como nuevo tipo de propiedad rentable para alquilar. En términos de gestión, seguridad, instalaciones y servicios comunitarios, las casas compartidas ciertamente presentan más ventajas que las casas independientes.

“La vivienda compartida se adapta a las demandas de esos potenciales inquilinos que buscan mejores condiciones de vida, mientras pagan el mismo precio que supondría el alquiler de un estudio, y los propietarios, que prefieren el wolse (renta mensual) al jeonse (depósitos a tanto alzado)”, explica un experto inmobiliario, quien estima que “la tendencia alcista de las casas compartidas continuará en el mercado inmobiliario”.

Los inquilinos comen juntos. La vivienda compartida destaca como nuevo estilo de vivienda que permite a la gente ahorrar costes y relacionarse con otros inquilinos.

Alternativa al programa de bienestar

Es erróneo considerar la vivienda compartida como un simple medio para obtener beneficios, sólo porque haya entrado en el mercado de la vivienda. Los gobiernos locales están haciendo un ávido uso de las casas compartidas como parte de sus programas de bienestar. Por ejemplo, el gobierno provincial de Gyeonggi, gestiona un programa piloto que ofrece 70 casas compartidas a estudiantes universitarios y jóvenes empleados de parques industriales, para ayudarles a aliviar la carga del coste de la vivienda. En tanto, la Corporación de Vivienda y Garantía Urbana de Corea, una corporación pública dependiente del Ministerio de Territorio, Infraestructura y Transporte, también gestiona unas casas compartidas llamadas “Hug Share Houses”, para estudiantes en busca de empleo. Su primer Hug Share House en el distrito de Seongdong de Seúl acaba de aceptar a un total de 20 inquilinos.

Las tarifas de alquiler de casas compartidas administradas por gobiernos locales o corporaciones públicas están por debajo del valor de mercado. Por ejemplo, esas casas compartidas administradas por el gobierno provincial de Gyeonggi, requieren sólo entre el 30 y el 50 por ciento del jeonse o depósito regular, y el programa Hug Share Houses alquila habitaciones al 60 por ciento del precio de mercado. Además, proporciona a los estudiantes arrendatarios asesoramiento para buscar empleo y apoyo financiero para ayudarles a mejorar sus credenciales.

Pero también existe otro tipo de vivienda compartida, pensada no sólo para compartir casa, sino también para fomentar el intercambio entre generaciones. Un ejemplo es el programa ‘Distintas generaciones bajo un mismo techo’, que coordina el gobierno metropolitano de Seúl. Es un proyecto que aborda simultáneamente los problemas del envejecimiento de la población y el problema de la vivienda al que se enfrentan los jóvenes. Así, los ancianos propietarios alquilan habitaciones vacías a estudiantes de pregrado o de posgrado a precios reducidos; sin duda una buena noticia para los estudiantes, pues no han de pagar un depósito y pueden encontrar casa cerca de sus centros de estudio. En tanto, para los ancianos solitarios, implica poder tener a alguien cerca cada día.

Kim Dong-hwanPeriodista, The Segye Times
Jeon Jae-hoFotógrafo

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