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2017 SPRING

Dependientes de tiendas 24h: vidas similares pero distintas

Las tiendas abiertas 24 horas son espacios donde el desinterés es una virtud. La mayoría de las personas que trabajan allí ven su tarea como un medio para subsistir. Pero en realidad, en ese tipo de trabajo la gente también tiene sus sueños y siente afecto por lo que hacen.

“No basta con estar tras la caja registradora. Una tarea importante para los empleados como yo es ir y venir del almacén a la tienda, y mantener los estantes con productos y bien colocados”, asegura Lee Deok-ju.

Lee Deok-ju, un estudiante universitario de cuarto año que se graduará este verano, trabaja en una tienda de conveniencia GS25 cerca de la estación de Bucheon, en la provincia de Gyeonggi. Durante los últimos tres años, ha trabajado en un espacio de unos 50 metros cuadrados desde las ocho de la mañana hasta las cuatro de la tarde, los fines de semana que no tiene clases. Su salario es de 6.470 won por hora, el salario mínimo legal para 2017, un 7,3 por ciento más de los 6.030 won del año anterior. Si usted multiplica eso por ocho, su salario diario por cada día trabajado es de unos 50.000 won así que, trabajando dos días por semana, obtiene el suficiente “dinero de bolsillo” para la semana siguiente.

Pero el caso de Lee probablemente no sea el típico caso que describe la realidad de los trabajadores coreanos de las tiendas 24 horas. Sus padres pagan su matrícula universitaria, por lo que trabaja sólo a tiempo parcial y cerca de casa. Además, él considera su trabajo como parte de un esquema más amplio: se prepara para solicitar un empleo como en la oficina de GS Retail, compañía que dirige esa franquicia. Eso significa que accedió a ser entrevistado, mientras todos los otros 10 o más vendedores de tiendas 24h a los que me acerqué, o bien me rechazaron de inmediato o bien me rechazaron después de hablar durante dos o tres horas, cuando les pedí permiso para hacer una entrevista formal y tomar fotografías.

Decir que este país hoy en día es una república de tiendas de conveniencia no es exagerado. Si pasa por una tienda de conveniencia, en apenas un centenar de metros encontrará otra. Por tanto, los trabajos a tiempo parcial en tiendas de conveniencia son algunos de los más fáciles de conseguir, y su tasa de rotación de empleados es bastante alta.

Entrenarse para el mercado laboral

Las tiendas de conveniencia venden todo tipo de artículos. Lee afirma que desconoce exactamente el número de líneas de productos de su tienda; pero explica que una amplia variedad de artículos esenciales diarios en oferta, bebidas, aperitivos y alimentos listos para comer, representa la mayor parte de las ventas. Antes, los fideosDependientes calientes, los triángulos de gimbap y las pequeñas bolsitas del kimchi componían el típico menú de una tienda de conveniencia, pero desde hace un par de años las “lunchbox” llegaron a los estantes y nada ha sido igual desde entonces.Las cadenas de tiendas 24h compiten entre sí al producir su propia marca de almuerzos, desarrollan nuevas recetas y cada vez usan embalajes más atractivos. En la tienda GS25 donde Lee trabaja, estas loncheras representan la mayor proporción de ventas. Pero el año pasado la cadena también lanzó su propia marca de café, y desde entonces gran anuncio que ofrece un café americano recién molido por 1.000 won la taza, permanece estratégicamente ubicado junto a la tienda.

Lancé todas las preguntas que había preparado para Lee sucesivamente: ¿Hay un cierto tipo de personalidad más adecuado para este trabajo? ¿Cómo aprendes a lidiar con los clientes? ¿Hay algún knowhow particular para ordenar los productos? ¿Existen reglas sobre cómo poner los artículos en las bolsas? ¿Cuáles son los clientes más difíciles? ¿Alguna vez has pillado a algún pequeño ladrón? Mientras me preparaba para este artículo, leí la novela de Sayaka Murata, “Convenience Store People”, que el año pasado ganó el Premio Akutagawa, uno de los galardones literarios más cotizados de Japón. En esta novela semi-autobiográfica, escrita a partir de la experiencia de trabajar en una tienda 24h durante más de 18 años, hay una anécdota entretenida sobre el programa de dos semanas de formación para convertirse en un “empleado de tienda de conveniencia”, o como el autor describe, en una “criatura uniforme”. Por ejemplo, debes mirar al cliente a los ojos y sonreír al saludar; tu voz debe ser alegre y aguda; cuando alguien compra las toallas sanitarias hay que embalarlas en una bolsa de papel; los alimentos calientes y fríos deben ir en bolsas separadas; y al recibir un pedido de comida rápida, lo primero que hay que hacer es desinfectarse las manos.

“Estaba sentado en la tienda en la mañana del año nuevo lunar cuando un hombre de unos cuarenta años me preguntó de pronto, '¿Has tomado tu plato de sopa de arroz de año nuevo?' no podía creer lo que oía. esa fue la primera vez que alguien mostró interés por mí mientras estaba tras la caja registradora. normalmente, todos pagan y se van sin siquiera mirarme a la cara; aunque eso es más cómodo para mí también”.

Pero, a juzgar por la respuesta de Lee, las cosas son muy distintas en Corea."Realmente no pasé por ningún entrenamiento especial. Por supuesto, es genial si puedes ser alegre, pero en realidad evito mirar a los clientes a los ojos. No suele gustarles especialmente el contacto visual”, explica. “Basta con escanear los códigos de barras correctamente y decir el precio total de modo claro. No hay un método especial para organizar los productos, pero hay una regla importante: primero en entrar, primero en salir. Los artículos que llegan antes han de venderse primero: el dueño de la tienda siempre enfatiza que debo seguir este principio”.

 

Pero en función de la colocación de los productos, la atmósfera de las tiendas de conveniencia puede diferir drásticamente. En esta zona hay una gran concentración de estudios, donde básicamente viven trabajadores extranjeros. Eso implica que muchos clientes son de otros países y buscan alimentos de conveniencia, o artículos de necesidad diaria. Los clientes que aún no han aprendido a descifrar el coreano a veces piden ayuda para encontrar los productos que buscan. Sin embargo, en los tres años que Lee lleva trabajando en la tienda, sólo en una ocasión alguien le dijo algo que no estaba relacionado con una compra. “Estaba sentado en la tienda en lamañana del Año Nuevo Lunar cuando un hombre de unos cuarenta años me preguntó de pronto, “¿Has tomado tu plato de sopa de arroz de Año Nuevo?” No podía creer lo que oía. Esa fue la primera vez que alguien mostró interés por mí mientras estaba tras la caja registradora. Normalmente, todos pagan y se van sin siquiera mirarme a la cara; aunque eso es más cómodo para mí también”.

De su experiencia durante años como empleado de tienda 24h, Lee Deok-ju extrae que su trabajo no requiere tanto un trato afable, como un adecuado nivel de desinterés.

Para ser honestos, los clientes que vienen a comprar leche y rollos de papel higiénico, sin afeitar y vestidos como si acabaran de despertarse, o los que vienen por la tarde a comer algo improvisado, como un triángulo de gimbap o una taza de fideos en una de esas pequeñas mesas de plástico, no esperan nada más del vendedor de la tienda 24h que desinterés. Lejos de ser un lugar de reunión, la tienda de conveniencia es un sitio por donde la gente pasa mecánicamente, un lugar donde el sentido de uno mismo es irrelevante. Los empleados no pueden comer junto a la caja registradora; pero tampoco pueden abandonar su puesto para comer. Por tanto, Lee almuerza sigilosamente una taza de fideos o algo similar cuando no hay clientes alrededor.

“Una vez pillé a un chico de escuela elemental tratando de robar helado, pero nunca ha venido un ladrón de los que asustan. Los clientes masculinos generalmente se dirigen a mí de modo casual, “Hola, estudiante!” Ese es el saludo más amable; pero en general solo dicen: “Eh, usted!” A veces hay clientes que emplean palabras rudas y los que no sólo me dan el dinero, sino que prácticamente me lo tiran. A veces resulta un poco difícil de digerir, pero es lo que hay en este tipo de trabajo. En lugar de pensar si los clientes me miran o no con desprecio, me concentro en observar cómo reaccionan ante los productos. Mi objetivo final es conseguir un trabajo en GS Retail”, afirma.

Con la creciente variedad de alimentos recién preparados que las tiendas de conveniencia añaden a sus líneas de productos, los empleados reciben frecuentes entregas de camiones refrigerados.

Para otros, es un hogar

La persona con la que más tiempo pasé hablando en varias ocasiones fue un tal Sr. Park, un hombre de unos cincuenta años que trabajaba en un Seven Eleven de la calle principal cerca de Dongdaemun (salida Este); pero se negó rotundamente a ser fotografiado. Su situación era completamente distinta a la de Lee. A condición de mantener el anonimato, no pude dejar de incluir su historia.

Primero, para Park ésta es su ocupación principal. Trabaja 12 horas al día, en vez de rotar en tres turnos de ocho horas. Aquí la jornada laboral se divide en dos turnos de 12 horas. Entre Park y el propietario se ocupan de la tienda medio día cada uno, cada día; aunque esas horas de trabajo fijas se deben a la consideración especial del propietario hacia la situación de Park.

“Es mi lugar de trabajo, pero puedo comer y dormir sin grandes interferencias. No sólo trabajo más horas para ganar 20.000 won extra; sino que trabajo las horas que necesito hacer”, explica. Park, que empieza tras el mostrador a las ocho de la tarde y termina a las ocho de la mañana. No tiene hogar. Se separó de su familia tras un negocio fallido, y desde el principio decidió trabajar en una tienda de conveniencia, porque podía pasar la noche tras el mostrador.

“Es como una pequeña celda de prisión; pero uno puede levantarse y salir en cualquier momento. Este lugar está orientado hacia el este, así que cada mañana puedo ver amanecer. Cambia un poco con las estaciones, pero cuando sale el sol, sé que ya casi es hora de salir”, resalta.

Cuando termina su turno, normalmente comienza el día lavándose la cara y los dientes en el baño público del edificio. Algunos días, cuando está especialmente cansado o tiene sueño, va a un jjimjilbang (sauna coreana) cercano. Su objetivo es ahorrar 1,7 millones de won al mes, unos 20 millones de wones al año. Si consigue mantener su meta durante cinco años, tendrá 100 millones de won en el banco. No bebe ni fuma. Ya han pasado dos años y medio desde que la tienda de conveniencia se convirtió en su universo, y está a medio camino de su objetivo.

“Estoy en deuda con todos y cada uno de los clientes que entran. Con esa máxima en la mente, siempre saludo a todos de corazón... y algunos clientes vienen con regularidad porque lo aprecian. Así, muchos de los habituales se dejan caer por aquí aunque sólo sea para comprar una botella de agua”, expresa Park. “Lo más importante de tratar con la gente no es el dinero, ya sabes, son los sentimientos. Y eso es aún más valioso para aquellos que no tienen mucho más”.

Talvez por eso un cierto número de clientes le sugieren ir a comer juntos cuando termina el trabajo, e incluso algunos le traen ropa de sobra de sus puestos del mercado. Cuando llegó a la tienda pensó que había tocado fondo en la vida, pero al trabajar aquí, comprendió que en realidad era un lugar cálido para estar.

La rutina diurna de Park no es la que usted podría esperar de alguien que pasa toda la noche tras el mostrador. Él va a clase de baile deportivo al centrocívico del barrio, donde por 14 horas de clases de baile al mes sólo paga 20.000 won. También frecuenta la biblioteca local. Ha indagado mil y una formas distintas diferentes de pasar los días de manera productiva sin gastar nada. Incluso hay momentos en que siente que su vida es más completa y significativa que cuando era un hombre de negocios con un montón de dinero para derrochar.

Por tanto, su visión sobre el trabajo en una tienda de conveniencia es más bien una filosofía de vida. “Aparte de los estudiantes universitarios a tiempo parcial que están ahorrando para su matrícula por un extraordinario sentido de la independencia, o porque sus familias no pueden ayudarles más, el resto de nosotros podríamos ser considerados como los perdedores de la sociedad. Pero, si no te importa presumir frente al resto, este tipo de trabajo no es tan malo. ¿Acaso sólo los empleados de las corporaciones ganan un sueldo? También yo gano un sueldo. El salario que entra en mi cuenta bancaria cada mes, es fruto del cielo. Eso lo comprendí después de perderlo todo”, afirma.

Park sabe que en su tienda hay exactamente 852 líneas de productos. Para los trabajadores a tiempo parcial de las tiendas de conveniencia, todo se reduce a seguir el libro de normas. Pero al observar esta tienda, es fácil percibir que el carácter del empleado que allí trabaja, ejerce una gran influencia en la atmósfera del local. “Hay un montón de tiendas de conveniencia por aquí, pero la nuestra es la más limpia y los contenedores están siempre en buen estado. Yo no sería capaz de verlos de otra forma”, señala Park.

Asegura que no hace falta realizar un seguimiento de las ventas o equilibrar los libros de cuentas, porque el registro está programado para hacerlo automáticamente. “Si vendemos mucho es genial, pero si la recaudación no es buena, siento que es por mi culpa. Supongo que esos son los únicos momentos en que no es tan fácil”, remarca.

A partir de ahí, Park concluye con sus preocupaciones por la nación: “Las personas individuales no son el problema. La economía nacional tiene que mejorar, pero… ¿es eso posible cuando los grandes conglomerados están desviando enormes cantidades de dinero a personas en posiciones de poder? Incluso alguien como yo, que trabaja 12 horas al día por 70.000 won, sabe eso”. (Traducido por Javier Castañeda)

Kim Seo-ryungDirectora, Old&Deep Story Lab
Ahn Hong-beomFotógrafo

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