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2017 SUMMER

El arte de la peluqueríaen las hábiles tijeras deLee Chun-suk

Cualquier persona que tenga como amigo a un peluquero estádestinada a ser feliz. No hay nada más afortunado que manteneruna relación duradera con alguien que se dedica a este oficio. LeeChun-suk es una peluquera que cuenta con un talento especial paraconvertir a los clientes en amigos para toda la vida. Y el modo enque lo hace es sorprendentemente natural.

A las 10 de la mañana Lee Chun-suk llega asu lugar de trabajo en el barrio de Imundong,al este de Seúl. En la parte delanteradel local hay un letrero que dice “PeluqueríaLee Jeeun”. Ese no es su nombre de pila, sino elque ella eligió para su negocio. En la parte centralde este espacio de 100 metros cuadrados hayuna pared cubierta de espejos frente a la cual sedisponen cuatro asientos a cada lado. El tiempoque transcurre hasta que las ocho sillas se llenande clientes difiere cada día. Ayer hubo un flujoconstante de clientes desde el momento en quese abrieron las puertas y la hora del almuerzotuvo que retrasarse. Por el contrario, hoy todos losclientes llegaron en masa a la misma hora de latarde.

Un lugar de encuentro y distensión

En una esquina de la tienda se despliega unamesa grande, que hace las veces de sala de esperapara los clientes. La gente aguarda su turno;unos con el pelo envuelto en film de plástico mientrasel tinte hace su efecto sobre el cabello y otroscon rulos de colores de distintos tamaños colgandode su cabeza; Todos se sientan alrededor de estamesa mientras hojean revistas, mirando sus teléfonoso disfrutan de una dulce siesta. En la mesa hayaperitivos y refrescos como café, fruta, dulces, galletas y chocolate. Por lo vistoen invierno hay incluso una caja de boniatos en la esquina y un pequeño hornoen la mesa para asarlos.

Lee Chun-suk, que cumplió 62 este año, comenzó a trabajar como peluqueracuando tenía 26 años y desde entonces no ha hecho otra cosa. Después deestablecer una tienda en el cercano barrio de Seokgwan-dong y trabajar allídurante muchos años, tuvo que mudarse a Imun-dong pues su antiguo vecindariofue derribado.

Durante décadas, la propietariadel salón Lee Chun-suk ha dadoimportancia a mantener saludabletodos y cada uno de loscabellos al peinar el pelo de susclientes; pues piensa que causaruna buena primera impresióndepende de tener el pelo sano.

A pesar del cambio de emplazamiento, la mayoría de susclientes la siguieron y se han mantenido fieles a lo largo de los años. Para ellosla peluquería no es solo un lugar donde hacerse un corte de pelo o un masajeen la cabeza, sino también un espacio donde compartir una merienda, ponerseal día de los rumores del barrio y quitarse el estrés.

“La mayoría de los clientes de nuestra peluquería son de otros lugares, másque de nuestro propio barrio. Normalmente acuden desde sitios no muy lejanoscomo Uijeongbu, pero también de ciudades a decenas o cientos de kilómetroscomo Cheonan, Daejeon e incluso Gwangju. Como ves, no vienen solopara arreglarse el pelo. Vienen a conocer gente, a hablar de esto y de lo otro…”,explica Lee con una sonrisa radiante.“Miyongsa” ha sido por largo tiempo el término en coreano que designa aalguien que trabaja con el cabello de la gente, y significa literalmente “técnico debelleza”. Sin embargo, últimamente cada vez más personas en esta profesiónutilizan el término en inglés “hair designers” (diseñadores de cabello). Para Leees aún más atractiva la expresión “persona experta en crear un aspecto hermoso”.Del mismo modo, aunque el verdadero nombre de Lee Chun-suk suenahoy cálido y familiar, ella sintió que era demasiado anticuado para el cartel de supeluquería y eligió “Jeeun” al considerarlo más moderno.

Con su cuerpo robusto, tez radiante y movimientos ágiles es difícil averiguar a primera vista la edad de Lee. “Supongo que a lolargo de los años he estado tan ocupada modelandohermosos peinados para mis clientes que no hetenido tiempo de envejecer”, bromea. “Cuando trabajocon el cabello me siento tranquila y en paz, ycuando estoy dando los últimos toques a un peinadosiento una cierta alegría, una profunda satisfacción”.

Algo más importante que el estilo

Cuando la peluquera ve a alguien, de lo primeroque toma nota es del estado de su cabello.

“Soy realmente particular en cuanto a la saluddel pelo de mis clientes. No les dejo que se haganla permanente más de tres veces al año”, dice.“Ellos son mis clientes, así que si su pelo se deteriorasoy yo quien tiene que lidiar con el daño causado.La idea es que no importa lo fantástico quesea su estilo o lo bonita que sea su ropa, un pelo nosaludable transmite apariencia de dejadez”.

Lee tiene mucho que decir sobre la ciencia de uncabello hermoso.

“El cabello envejece y se desgasta. Si se mira bajoun microscopio, el núcleo de cada pelo está lleno deorificios. Para mantener sano el cabello, es necesariollenar esos orificios con proteínas saludablesy mantenerlo ligeramente ácido. Si alguien tieneun pelo saludable, todo lo que necesita es un buencorte para darle una gran apariencia. La forma enque se seca el cabello también es importante. Lamejor manera es doblar la cabeza hacia delante ysecarlo suave pero intensamente con una toalla”.

Cuando era más joven y quería aprovechar todaslas oportunidades, Lee llevaba incluso una peluqueríaindependiente, dentro de una sala de bodasen el barrio de Gahoe-dong. Hizo tanto dinero quellegó a depositar millones de wones en la cesta desu iglesia y disfrutó del lujo de ser cliente VIP ensus grandes almacenes favoritos. “En cuanto aldinero, después de cierto punto no importa cuántoganas porque no tiene un significado propio. Me dicuenta de que lo único que queda es el momentode satisfacción cuando creas un hermoso peinadopara un cliente. La mayoría de los clientes se quedandormidos mientras trabajo en su pelo. De estemodo, si estoy cortando o dando un masaje de cabeza o lo que sea, yo tambiénme siento totalmente relajada”, afirma.

Una vocación temprana

Lee Chun-suk creció en un pueblo costero cerca de Gangneung, al nordestede Corea. Cuando era estudiante de secundaria ya le gustaba modelar el pelode la gente y siempre estaba peinando a sus amigas. “Casi todos los días Chunsukme rehacía la coleta. Siempre se veía más bonita y elegante después depasar por sus manos”, recuerda una de sus clientas, que fue su compañera declase en la escuela secundaria. Otra amiga de su pueblo natal dice: “No podíaolvidar las habilidades de Chun-suk, así que desde nuestros tiempos jóvenesella es la única persona a la que dejo tocar mi pelo”.

Lee explica cómo fue el comienzo. “Después de graduarme de la escuelasecundaria, trabajaba en una oficina. Entonces un pariente me trajo un conjuntode pinzas eléctricas para el cabello como regalo de su viaje a Japón. Cuandome moldeaba el pelo con estas pinzas por la mañana, la gente me decía durantetodo el día lo bonito que había quedado. La cosa llegó al punto de que otrastrabajadoras acudían al departamento de cuentas donde yo estaba para pedirmeque les hiciera el pelo. Me pregunté entonces si esta podría ser para mí unamejor manera de ganarme la vida, y empecé a tomar clases de noche despuésdel trabajo. Más tarde se publicó en el tablero de anuncios del Ayuntamiento deSeúl la lista de candidatos que habían aprobado el examen de certificación depeluquería. Doscientas personas hicieron el examen y sólo 11 aprobaron. Lacompetencia fue muy feroz”.

Lee abrió su primera peluquería en 1981 y desde entonces los años hanpasado fugazmente. Las mujeres que frecuentaban su salón cuando estabanembarazadas volvían a aparecer como madres con sus bebés en el carrito. Losbebés lloraban, pero esto no molestaba a Lee porque ella también había criadoa sus dos hijos en la peluquería. Su hija, ahora estudiante universitaria, se acercacuando tiene tiempo para echar una mano.

Aprendizaje constante

“Contando con los asistentes, tenemos siete empleados. Tres de ellos hanestado con nosotros durante más de 20 años. Todos tienen sus propios clientesasiduos”, dice Lee. “No les pago un sueldo; simplemente les doy las herramientas,los productos y el espacio. Funcionan como empresas individuales yaportan una pequeña parte de lo que ganan al funcionamiento de la peluquería.Son experimentados y buenos en su trabajo, así que probablemente se llevana casa entre 3,5 y 4 millones de wones al mes. Yo gano mucho menos que eso.No soy tan joven como antes, así que realmente me siento agradecida cuandolos clientes habituales vienen. Eso es lo que me mantiene activa”.

Cuando Lee abrió por primera vez su peluquería, el peinado de discotecaal estilo esfinge se puso de moda por la popular cantante Yoon Shi-nae, era elmás codiciado. Sin importar si requería o no permanente, dar estilo al cabelloconsistía sobre todo en generar volumen, por lo quelas habilidades de los peluqueros eran juzgadas enconsecuencia. Era una época en la que no bastabacon una simple permanente: había que enfatizarlos rizos para lograr el efecto máximo y que mantuvierasu forma durante el mayor tiempo posible.Las personas que caminaban por las calles con elpelo naturalmente liso se consideraban completamentecarentes de estilo. Poco a poco, sin embargo,las preferencias han ido cambiando hacia una aparienciamás natural y un número cada vez mayor depersonas evitan estos días el look de recién salidode la peluquería. Por supuesto, las preferencias deLee también han cambiado con los tiempos.

“Being a hairdresser isn’t just about working with hair, it’s about touching people’s hearts. Whethercustomers chatter while they’re having their hair done or stay completely silent, the hair salon is aspace of healing.”

Lee habla con un cliente por primera vez sobre su peinado. Concada cliente, la tarea de Lee comienza escuchando atentamentesus ideas y valorando qué irá mejor a su estilo.

“Si no queremos perder terreno frente a lasgrandes franquicias de salones de belleza, laspequeñas peluquerías tenemos que ir un paso pordelante de las tendencias. Tienes que cortar el pelode tus clientes de la manera en la que lo piden,pero al mismo tiempo los resultados tienen quesuperar sus expectativas. Incluso en el caso de lapermanente, cada año se desarrollan nuevas técnicasy tecnologías. Y las técnicas de corte cambianaún más a menudo. Tienes que seguir aprendiendoy dominando nuevas habilidades para dar a tus clientes una sensación novedosay fresca cada vez que vienen”, explica Lee, y agrega que recientemente asistióa un seminario para aprender los peinados de moda en Italia este año.

La peluquera continúa: “La mayoría de mis clientes son mujeres mayores,así que es importante que su cabello se vea ligero. ¡Luz y juventud! Ese es ellema de este año. Cuanto más conservador es un cliente en cuanto a su cabello,más importante es cortárselo con las últimas técnicas. Para los clientes alos que no les gusta variar o seguir las tendencias, es sutil regalarles un ligerocambio. Incluso con el mismo estilo de pelo, la forma de cortarlo marca unagran diferencia”.

La proporción de clientes que simplemente confían su pelo a las manos dela peluquera y los que piden una forma o un estilo particular es normalmentede cincuenta-cincuenta. Muchas personas se acercan para pedir que su pelosea cortado exactamente como el de una actriz o una modelo que ha visto enuna revista. En esos casos, si se trata de un estilo que no se adapta a las característicasde la persona o a la forma de su cara, la peluquera necesita sabercómo persuadirla suavemente para que elija otra opción.

Con solo observar su pelo, Lee es capaz de averiguar si está frente a la típicapersona testaruda o la que no duda en abrazar un nuevo estilo. “Ser peluquerano es simplemente trabajar con el pelo de la gente, ya que también implicatocar su corazón”, asegura. “Cuando los clientes charlan entre ellos o permanecencompletamente en silencio mientras les arreglan el cabello, la peluqueríase convierte en una sala de curación. Por esa razón he creado una sala deespera tan grande y con un montón de aperitivos. Para una permanente o tratamientode color, los clientes tienen que pasar dos o tres horas aquí. Al menosdurante ese tiempo, quiero que puedan relajarse y sentir que están en el lugarmás cómodo del mundo”

Mañana, el día de Lee Chun-suk volverá a comenzar abriendo las puertas desu peluquería a las 10 de la mañana y preparando aperitivos para sus clientes.(Traducido por Atahualpa Amerise)

Kim Seo-ryungDirectora, Old & Deep Story Lab
Ha Ji-kwonFotógrafo

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